viernes, julio 31, 2009

Verosimilitud en primera persona (para una teoría de las teorías veraniegas)

Entre los planteamientos más absurdos de los registrados se encuentra el de "¿Cómo de probable o improbable es, o ha sido, mi vida?" Dada la vida, o lo que llevamos de ella, la cuestión ni es lícito plantearla.
Sin embargo, tomado cada relato en sí mismo, la serie de causas y consecuencias, con sus tenues y nunca extricados laberintos, pueden ser capaces de hacernos olvidar que podían haber sido muchos y muchos otros los hechos de nuestra vida (de la vida de ese otro) en concelebración de nuestra insignificancia habitual.
Así, el que quiere destacar la improbabilidad de una historia cree que con consignar todas las posibles, le basta para destacar aquélla, olvidando de paso que esa historia ha sucedido. El expediente suele aplicarse al universo mundo y, como es sabido, el rebote lo que hace es pasar a hablar de múltiples historias y universos.
Sin embargo, y como también es sabido, el intento era el de añadir otro protagonista a la historia, protagonista del que ya se ha dicho casi todo, que se entretiene con estas cosas por bueno o por malo, que nos crea o que nos crea a nosotros y a otros muchos muchos con sus muchos muchos universos. Que se aburre. O que antes de crearnos no tenía tiempo para aburrirse.
Naturalmente, existe también la tentación de descubrir en nuestras pequeñas contingencias su mirada atenta y su cuidado, lo que nos excusa de esta humildad de la contingencia y nos ahorra de paso toda la teoría de las probabilidades. Y más, lo malo del principio antrópico y sus amenas variantes es que nuestra soberbia nos llega para comentar: “que esto es así, ya lo sabía yo con sólo ver lo que ha sido mi vida”, comentario que, bien mirado, refuta el principio y todos sus corolarios adventicios.

jueves, julio 30, 2009

Verosimilitud recibida (para una teoría de las teorías veraniegas)

La idea de verosimilitud está mal construida, y lo está hasta el colapso, que –en el caso de las ideas– no hace demasiado ruido. Porque, por inverosímil que nos resulte una ficción, siempre habrá una verdad buenamente comprobada que la supere en inverosimilitud.
El recurso más habitual es el adjudicar la verosimilitud a propiedades sintácticas o semánticas pero locales; naturalmente, tal expediente explicaría el voto popular de verosimilitud, pero nos corrobora también que la verosimilitud es cualquier cosa menos eso, porque es cambiante y muta en un juego sin fronteras. No como la verdad y sus esfinges areniscas.
Ahora bien, es también muy posible que la de verdad sea idea sujeta a mudanza, y que así lo sean cada una de las verdades que, con sus visitas inverosímiles, nos convencen de su eternidad y contundencia. Con lo que la verosimilitud es verosimilitud.

miércoles, julio 29, 2009

El saber y sus lugares ocupados (para una teoría de las teorías veraniegas)

El país, julio de 2009, páginas 28 y 29, “La conspiración fascina a muchos”, sobre los creyentes y la creencia en conspiraciones. Un ladillo señala que “El creyente en las tramas es un tipo informado y muy preocupado”.
Seguramente, no siempre es cierto, pero es bastante cierto. Como lo es que la mayoría de las teorías conspiratorias son falsas sin más, pero alimentadas por una yuxtaposición de verdades parciales que el creyente informado exhibe y repite hasta el agotamiento de su interlocutor, quien disfrazará su ompotencia, según los casos, de reluctancia, de rendición o de ambas cosas.
Subjetiva, subjectualmente, admiraría la información acopiada y el esfuerzo consiguiente. Pero este esfuerzo puede ser el de la lectura repetida e insistente de repeticiones de la insistente teoría de la conspiración con alegres variantes, retiradas tácticas y ofensivas del t´êt cuando menos se espera. Y estas lecturas entusiásticas se hacen a favor de un bien conocido sesgo humano, el que lleva a confundir verosimilitud recibida con probabilidad, a favor de la primera y en volandas de la inadvertencia de que no hay nada menos verdadero que aquello où tout se tient.

martes, julio 28, 2009

Más sobre islas (para una teoría de las teorías veraniegas)

Las verdades aisladas han de ser apariencia, sospechamos, pero son también un contramodelo o una imposibilidad que nos habla de cómo realmente se desenvuelven las verdades ciudadanas y bien relacionadas con sus pares.
Fourier, en el escrito que comentamos*, parece adjudicar a la génesis un corte radical entre la verdad incipiente y su "contexto de descubrimiento", por decirlo con la expresión famosa. Y en atendible simetría, una selva continua, aunque con sus dosis de heterogeneidad, a la estructura. De una u otra manera, puestas asi las cosas o justo al contrario, Fourier cree que la verdad y sus avatares (teoremas, corolarios, dataciones indiscutibles) son una realidad, están ahí y actúan por medio de sus agentes más o menos secretos, pero una realidad diferente de todas las demás. Es posible que si somos agentes de la verdad (ya seamos agentes no demasiado leales) nos convirtamos en entes radicalmente diferentes a esta piedra, esta silla, las gafas de sol, que yo pensaba, la verdad, que también eran verdad.

Jean Claude Baignoire, Être sans fenêtres, Aulnay-sous-Bois, Aliso, 1987.

* NOTA: Baignoire se refiere al texto de Fourier que recogíamos ayer. Sorprende que lo hiciera tantos años antes de la publicación de 2008 que se presenta como la primera. No hemos hallado todavía una edición anterior o una obra de características similares publicada por Fourier antes de 1983.

lunes, julio 27, 2009

Teoremas islas (para una teoría de las teorías veraniegas)

¿Existen teoremas aislados y tal vez volcánicos y solos en medio de océanos de verdades tan particulares como triviales y desonocidas? O el serlo, ¿ya nos habla de los trazos inquebrantables del albatros y de las rutas que contrapuntean constelaciones en las aguas?
Sin embargo, la génesis contiene teoremas islas y productivos, cratones del futuro mundo; lo que es la estructura es el horror vacui. Y por la estructura y sus filamentos selváticos caemos en la superstición de que todo es uno.

Jean Paul Fourier, Structure et gènese de la jeunesse du monde, Saint Émilion, Éditions Monolithe, 2008.

domingo, julio 26, 2009

Ficción indexada (para una teoría de las teorías veraniegas)

Ficción la hay controlada y descontrolada y resulta siempre de operaciones que algún artesano realiza sobre materiales heterogéneos y más bien dudosos: y a ese resultado acompañan los tales y mismos materiales, que siguen con su existencia, bien morteciona, bien de gran efecto ideológico.
También hay artesanos controlados, sobre los que los materiales ejercen sus determinaciones con la constancia que corresponde a la mandíbula de una oruga sobre una hoja. Éstos son los más.
En cualquier caso, subrayar que toda ficción viene acompañada de sus correspondientes factores de producción, entre ellos algunos inadvertidos hasta la última lectura, nos evita algunos de los misticismos y desmayos tan propios de algunos teóricos a la ultravioleta.

Tomado de Xan das Bolas, O misterio do meu pai, Lugo, Libros tudescos y tudenses, 2009.