viernes, marzo 31, 2006

Heladas extensiones heladas

Lo hablaron los binarios alumnos de Porfirio. La intensión crece, pero la extensión se restringe. O en griego moderno, a medida que añado adjetivos, hablo de menos cosas, pero la frase es más larga. En el caso del español no fatigaremos al lector con la casuística de epítetos a la izquierda, de adjetivos a la derecha o de adjetivos apocopados, ni le fatigaremos con estilemas del mero Borges, ni de otros jorges.
Nos limitaremos a recordar que las reglas que rigen la ordenación y la interpretación de adjetivos son de tipo forty-niner. Pero como hoy nos hemos levantado (de la siesta) naturalistas, llamaremos al lector la atención sobre un fenómeno que quizá se deba a la multiplicación de traducciones apresuradas. En las del inglés se nos aparecen muchos adjetivos a la izquierda del sustantivo que debieran ir a la derecha (el lector cree). ¿Un virus que alterará nuestra percepción de las reglas del cálculo de la extensión?¿Una futura mutación morfológica? ¿Una alteración de la monogintonicidad reinante? Calificativos adjetivos.

jueves, marzo 30, 2006

Mundo X

Hoy nos ponemos fonetistas. Do little es la consigna. Aunque no sólo ellos, muchos locutores catalanes hablan en español de shenón, shenofobia, shilófono (aunque menos) y de boxeo. Es la diferencia entre los ingleses y los griegos. Estos mandan menos.
No entramos en las variantes que de las fricativas palatales puedan darse en catalán, fonológica o alofónicamente, pero habrá que subrayar que, con esta pronunciación de extraño genio, estas personas no dan en la xana.

miércoles, marzo 29, 2006

Término y métrica

Vamos a medir los términos. Podemos medirlos en número de palabras y, al menos ordenarlos, según la relación de inclusión de sus referencias. Hay menos motores de explosión que motores. Motor de explosión es más largo que motor.
La longitud nos suele parecer proporcional a la restricción semántica de la referencia. La monotonicidad parece reinar en su aseado imperio pseudoplatónico. Cuanto más corto es un pseudoteorema más fáciles son de hallar los contraejemplos.
Además, esta situación recuerda mucho a una clasificación porfiriana: más intensión, menor extensión. Pero esto no se da siempre, y no se da desde luego con las palabras mondas y lirondas. Y no sólo porque un término puede denotar a un conjunto y a un subconjunto propio: Hombre y hombre y mujer. Algo parecido sucede cuando no tenemos un conjunto (night and day are two but one).
Como estamos de no hacer mucho gasto, nos limitamos hoy a recordar dos caracteres con los que podemos establecer alguna homología:
1. No ordenamos bien las propiedades de los sujetos por lo que hace a las consecuencias extensionales de este orden. Mejor dicho, sustituimos probabilidades condicionales por implicaciones y coimplicaciones. Con todas las complicaciones que son de aplicación o de esperar. Somos animales menos bayesianos que los platelmintos, pero esto es otra historia.
2. Cuando pensamos en un proceso o historia, esto es, expuestos a una narración sin protección para las radiaciones consiguientes, un prototipo puede venir adornado de una miríada de rasgos o caracteres, lo que le hace extensionalmente poco representativo, pero nos sigue pareciendo verosímil candidato al suceso de la periferia, digo de la peripecia. Malditos cognitivistas. Pero esto es así. De qué, si no, la literatura. Uale.
CODA: la analogía nos causa despropósitos extensionales. Un motor de búsquedas es un motor por analogía de proporcionalidad propia, pero qué sentido tiene el conteo extensional de análogo y analogado.

martes, marzo 28, 2006

Conciencia

No escrúpulos, ni calosfríos ignotos. Tampoco una pausa o un silencio. La fermata tras palabras como fidelizar, desincentivación, secuenciación, escenario, monitorizar, eje estratégico, facilitador, ... ekpirosis.
En estos tiempos lo habitual es el discurso sin solución de continuidad, un genitivo que no es ni objetivo ni subjetivo, sino suavemente continuo, tan poco compositivo ya.

lunes, marzo 27, 2006

Réquiem

Los alumnos llevan ya un rato en el despacho. Prosigue:
–Pero no confundáis la terminología de la informática con las palabras reservadas de un lenguaje de programación. Que algunas coincidan con palabras inglesas tiene escaso valor estructural. No nos importa nada.
Pautas, comentarios, repeticiones, rutinas inescapables, gravitatorias, la media tarde va concluyendo in its own fuzzy way;
–Las analogías pueden engañarnos. Lo interesante es lo de fuera o por qué, por ejemplo, el sistema operativo Solaris se llama Solaris.
Los alumnos se van al cabo. En esos intermedios, el profesor puede, por ejemplo, leer en Internet las últimas noticias. Acordes que se diluyen.

domingo, marzo 26, 2006

Nociones predicabilívoras

Es el caso de condiciones. Véase "colaboración sin condiciones". La preposición ya sirve para hacer pensar en condiciones que son caprichos, aprovechamientos partidistas, antojo y en las ruedas palos, que decía el coplero. Pero "condiciones" también podría referirse a cualquier cosa, a lo esencial o a lo esencial de lo contrario, a la desvirtuación o a la defensa del objeto de la colaboración o cooperación. De hecho, se produce una suerte de hipálage o enálage lógica, esto es, que tiene que ver con la distribución desvíada de los argumentos y no con con la de las variables predicativas. Como colaboración es una función con al menos tres argumentos, si no se dice en qué o para qué se colabora, el hueco del argumento se mueve hacia condiciones, pero una vez producido este fenómeno, la palabra condición contrataca con su connotación antes aludida.
Con una expresión como "rendición sin condiciones" se da un fenómeno de la misma naturaleza. De por sí lleva la marca de una cierta redundancia, pero suele ir acompañada de una relación de condiciones que definen el modo en que se ha producido o se ha de producir. En conjunto, resulta más que una constante semántica que porta (esperemos comprensión de Willard) un significado cerrado, un útil comodín que pueda servir para excluir determinado género de condiciones que, por otra parte, a veces permanecen en nebulosa.
De hecho, hemos oído a Gabriel Elorriaga hablar de "colaboración sin reservas", seguramente en busca de una expresión menos minada. Además "reservas" apunta a la actitud o conducta del otro cooperante y, aunque con una suavidad y maneras que honran al político vasco, coloca a aquél bajo los exigibles focos, donde tendrá ocasión de mostrar el rigor de sus proyectos y la templanza de su acciones.

sábado, marzo 25, 2006

Tres citas o sólo dos

El tipo de proceso más simple que se puede analizar es un proceso con un único episodio y dos estados. Sirva de ejemplo, la transición desde la condición de soltero a la condición de casado por primera vez. (Fabrizio Bernardi)
The old historical paradigm, writes Krzysztof Pomian, 'directed the gaze of the historian towards extraordinary events... historians resembled collectors: both gathered only rare and curious objects, disregarding whatever looked banal, everyday, normal'. What changed the situation, Pomian goes on, was the shift from... (Franco Moretti)
Before the advent of the Annales [sic, en recta], Krzysztof Pomian once wrote,
the gaze of the historian [was directed] towrds extraordinary events...historians resembled collectors: both gathered only rare and curious objects, disregarding whatever looked banal, everyday, normal...
History was an idiographic discipline having as its object that which does not repeat itself.
History was... Pomian speaks in the past tense...(Franco Moretti)
Dos estados de un texto y un episodio de edición, pero si se repiten episodios y estados, la repetición afectará a la secuencia estado-episodio-estado, y el estado soy yo, como decía Bill Murray a su profesor de filosofía. En cuanto a lo irrepetible, ya señaló el economista Ángel González que bañarse dos veces en el mismo río venía determinado por la ubicación del sujeto o bañista en los tramos más bajos de la renta personal. Los sustantivos padecen también, o disfrutan, de la categoría gramatical del aspecto: episodio, costumbre, sorpresa, repetición, con su melancólico matiz metalingüístico. Nadie se bañe. Que el Ebro baja crecido.

viernes, marzo 24, 2006

Encapsular, desbloquear

Encapsular un elemento que bloquea. Se pensaría que el bloqueo podría subsistir y que ahora el bloqueo lo causara, más voluminosa, la cápsula. Sin embargo, el elemento que bloquea puede concebirse también como activo y por esa virtud bloquea, de tal manera que su encapsulamiento lo pasivizase. Este es un límite de las metáforas: como no se lo ponemos se descontrolan. Los mismos roles temáticos esconden o codifican matices que conmutan el resultado de una retórica. Llegamos a donde queremos llegar. O a donde no queremos.

jueves, marzo 23, 2006

Zugzwang

Suponer que el significado es medible con una regla. Que lo son las propiedades cualesquiera. ¿Por qué no lo va a hacer el lexicógrafo si lo hacen otros? Mirar luego a ver qué pasa. Consúltese.

miércoles, marzo 22, 2006

Cierre

La paradoja del ahorcamiento inesperado o algunas análogas parecen a veces producirse en las meras palabras.
El más mediocre. El más sospechoso. El más diferente. Nos cuesta trabajo encontrar algo paradójico en una descripción como “el más largo de un conjunto finito de listones”. El lector de Martin Gardner (a quien preferimos citar antes que a un filósofo de la escuela analítica(1)) recordará, por el otro lado, su tratamiento de descripciones como “el hombre más mediocre del mundo”.
Como el poeta a veces se levantaba medieval, hoy nosotros nos hemos levantado operacionalistas. Constatamos que hay adjetivos cuyo significado directo conlleva el método de medida, la escala, el método de comparación en su caso, lo cual no lo es de otros adjetivos. La posibilidad de adosar un listón a otro y ver cuál sobresale va en el significado de largo. Con lo de mediocre, sólo considerar la lista de candidatos al premio, elimina a éstos. Fatal concurso.
Es importante recalcar que en muchas ocasiones, el superlativo implica un número finito de candidatos. No podemos acordar que el culpable de una novela será siempre el personaje menos sospechoso, porque está ley eleva a máximo sospechoso al sospechoso mínimo. Sin embargo, ante un número infinito de sospechosos podríamos contemplar dos situaciones distintas: tenemos una función sobre N que nos da, vamos a decir, algo así como la probabilidad de que alguien sea culpable (piense el lector en una distribución hiperbólica); o bien no tenemos un procedimiento por el cual los infinitos sospechosos –suponiendo que nadie sea infinitamente sospechoso– aparezcan numerados y podamos aplicar la fórmula: en otras palabras, cada minuto llega un sospechoso nuevo e inesperado a la comisaría para desesperación de Chazz Palminteri, Tito Valverde y compañía. Esta última parece una situación más ajustada a lo que nos cabe esperar. Recuerde el lector que en la paradoja del ahorcamiento inesperado se comienza por limitar el plazo de los días para la ejecución de la ejecución, con lo que nos situamos en la situación finita y limitada, en que la paradoja aparece con toda su potencia.
Aunque la cuestión merece un tratamiento detallado, aquí no iremos más allá y nos quedaremos en afirmar que algunos adjetivos expresan propiedades que son paradójicas en su distribución, la cual es asimétrica, irrepetible entre los individuos pero de cristalización imposible. El novelista distribuye los grados de sospecha entre los personajes, pero esa distribución se transforma ante nuestros ojos, magia escénica.
Ante nuestros ojos: Si hubiéramos dicho que el culpable de una novela será siempre el personaje que nos parece menos sospechoso, probablemente estaríamos dando no una ley imposible, sino una máxima o regla de cierto interés. Pero así exactamente tratan algunos de disolver la paradoja del ahorcamiento: si las propiedades se quedan en fenómenos, lo que tenemos delante de los ojos unos u otros, no hay problema (o hay otros problemas), pero la semántica y la lexicografía se nos hacen un sí es no es más volátiles. Campos semánticos que no podemos cercar.

(1) La penúltima vez que hablamos de atomismo lógico, nuestro interlocutor pensaba que estábamos en Def Con Dos, beastie boy que era el hombre.

martes, marzo 21, 2006

Intermedio marrista

Anoche pudo verse pro televisión la muy apreciable película de Aibar (o de Aibar y Guerricaechevarría) Platillos volantes. En la película se habla español salvo (que recordemos) en una escena en que aparece un payés (subtítulo: pagés) que mantiene un breve intercambio en catalán con otros dos personajes. Basada en una historia real, podemos suponer –al menos si esa historia real tuvo lugar en Cataluña- que en la misma se usase más el catalán de lo que se hace en la narración que nos transmiten Vilches, de Andrés y Ponce. Por otra parte, parece razonable utilizar el español como lengua de la película por multitud de razones.
Lo que llama la atención son los subtítulos en español que traducen el catalán de la escena antes aludida. Los subtítulos han de ser legibles y funcionales (con las camisas blancas de Good Night, and Good Luck, por ejemplo, los subtítulos blancos no son legibles y ofenden). Quizá también debiera evitarse que "collons" se tradujera por “testículos”. Y es que resultaban más castellanas, por decirlo more laietano, las palabras del payés en catalán que los subtítulos aeroportuarios que auxiliaban al íntimo espectador no catalanoescoltante.
¿Hay un factor que se debe a la divina tinta de la palabra escrita? ¿Cuál es el libro de estilo de los subtítulos? Collons son collons son collons. Huebos habemos.

lunes, marzo 20, 2006

Palabras que desde lejos parecen como palabras

Supongamos, si no lo hacen diccionarios y glosarios, que hablantes y comensales separamos ensaladilla de ensalada por el tamaño de los segmentos que las componen, pequeños y relativamente más grandes respectivamente. El sufijo se atribuye al todo atributivo a partir de una propeidad distributiva, pero la hipótesis es difícilmente sólida.
Alberto Delgado viene en nuestro auxilio con el Consejillo de los jueves, el de los subsecretarios, creo recordar. Diminutivo en parte atributivo y en buena parte distributivo: triste sino el de los subsecretarios, ninguneados hasta por los superconserjes de las diputaciones provinciales (O tempora).
Situaciones diferentes la de torta, tortilla, empanada, empanadilla. Sin embargo, ¿podemos pensar en una tropilla de escasa, pero fornida y corpulenta soldadesca? Con mayor precisión DRAE ¿de percherones? Bosquecillo, arboleda. Difícil de pintar un bosquecillo con pocos pero grandes árboles. ¿Un bosquecillo de secuoias, la flor escondida de la California? Bosquecillo, arboleda, términos que implican perspectiva, distancia, paisaje. Más que tamaño del todo atributivo.

sábado, marzo 18, 2006

Paralogismum ornithologicum (intermedio para chimbos)

Esas situaciones en que un término congrega el momento atributivo y el momento distributivo de un todo: propiedad del colectivo y de un número indeterminado, borroso, de oscilante cuantificación, de sus miembros, a veces oscilantes éstos mismos: estamos jodidos. Seguimos columpiándonos.

jueves, marzo 16, 2006

Paralogismum ornithologicum I

Términos y palabras que tienen mala distribución. Que se han de predicar de los individuos, de todos, de un grupo o clase, pero que funcionan mal por una u otra razón, que no se distribuyen bien, que dijera tal vez Auguste Dupin.
Naturalmente, dejaremos aquéllos que se refieran a colectivos (ejercito, policía) al menos en alguna de sus acepciones, a materias más o menos continuas (hierro, madera, cebada). ¿Habríamos de fijarnos más bien en entidades lo suficientemente complejas (batalla, epidemia, revolución) como para rehuir las dificultades que su consideración como individuos procuraría? ¿O nos refugiaríamos en teorías que nos enfrentan a entidades de problemática individuación en su caso (fotón, electrón)? La respuesta habrá de ser no (1), aunque el término se vea contaminado por lo que sucede con la cosa a la que designa. Lo mismo habrá de concluirse de la realidades que, por una u otra razón, presenten algún complicado matiz fenomenológico, o a propósito de situaciones en que una descripción individual (oficial de guardia) sea función de algún parámetro (aportan su propio contexto oblicuo, como de hecho lo hacen todos los nombres comunes). Véase que el tiempo (atmosférico), el astro (“no está el astro muy tranquilo”) son casos similares. Una voz como novedad se ve sujeta a similares condicionantes. Nótese que no se trata de que en el discurso no se individualice la novedad de la que se está hablando. Sucede que esa novedad se reparte entre un conjunto de entidades y fenómenos que participan de la misma en distintos grados.
Más bien, hemos de pensar en términos como descontento, poder, solidaridad y solidario. El caso de solidaridad y de solidario es interesante por sus implicaciones ideológicas. Siendo solidario adjetivo que es semánticamente relacional, biádico, n-ádico y hasta simétrico oímos predicarlo (y se lo solemos oír a predicadores) de un solo individuo.
Como apuntamos más arriba, lo que parece que tenemos son casos de mala distribución, y esto puede suceder de muchas maneras. Porque la clase en que se ha de distribuir efectivamente no es la nombrada. Porque la distribución no alcanza razonablemente a todos los elementos de dicha clase, porque lo que tenemos son relaciones esencialmente asimétricas o antisimétricas (poder) o por muchas otras razones. Sabemos que no siempre podemos delimitar límpidamente un uso inmaculadamente distributivo ("la policía lleva gorra de plato") de atributivo ("el presupuesto de la policía está en el capítulo 2 de los presupuestos generales").
Notemos de paso que el cardinal de un conjunto se predica atributivamente de éste, de lo que no se sigue que se predique de alguno de sus elementos o partes. De ahí que con las bandadas de pájaros, finitas por lo general, uno no cometa ningún error categorial si aventura de cuántos pájaros constan. Otra cosa es que lo que dice sea cierto. Suponer que hay un número concreto de pájaros no nos lleva a pensar que exista una representación de ese número en algún sitio.
La mala distribución sería la prueba de que la teoría de cuantificadores generalizados tiene sus límites (2). No nos dice mucho de Dios.
Prometemos continuar con el análisis de los casos de necesaria mala distribución, aunque la mala distribución esté bien distribuida entre todos esos casos.
(1) Se nos disculpará no ser en este momento exhaustivos en la clasificación; somos malos distribuidores. La razón para este "no" no excluye incluir estos casos en la perspectiva de la que hablamos más adelante.
(2) Asimila todas las clases o todos a conjuntos.

martes, marzo 14, 2006

Tétradas

Tenemos las palabras que cuando vienen de tres en tres o llevan un tres delante, nos hacen pensar siempre en cuatro individuos, al menos, a partir de los tres o cuatro años: El caso paradigmático es la palabra “mosquetero”: ¿Cuántos son los tres mosqueteros?
"Dos más dos" también son tres palabras (three tokens, two types) que nos hacen pensar en cuatro, pero esto es trampa. Con nombres propios también funciona: Crosby, Still, & Nash, al menos si uno no es tan joven. Reconoceremos que en el caso de los mosqueteros, Dumas es mucho Dumas.
Incluso, si no somos tan jóvenes, recordaremos a los dos mosqueteros: Annibal Heyes y Kid Curry (que no debía de ser el mismo que malandaba con Sundance and Butch). En el original, la serie era Alias Smith and Jones y, por ponernos a la triste moda, se jugaba curiosamente con la identidad y con la cuasi revelación (de la misma, o sea de la identidad misma).
Allí aprendimos del Poker Montana y de cómo no matar nunca a nadie (sobre lo primero. es falso, nunca jugamos una partida; sobre lo segundo, esperemos que nos sigan viniendo bien dadas). Una serie de televisión que tuvo un doble duelo como en la dead man's hand, Aces over Eights, ases y ochos (1), que no es una franquicia de joyería. Yo me pasé la serie entera para buscar al tercer mosquetero, pero el tercer mosquetero pasó a ser el segundo, si el lector recuerda, y siguieron siendo dos.
De cómo llegar a cuatro si sólo tenemos tres, en fin, mejor que le preguntemos a David Sklansky.
(1) The third man and the fifth beatle, ¿cuántos son en total?
Próxima entrega: Paralogismum ornithologicum.

domingo, marzo 12, 2006

Plurale tantum, valga el oxímoron

Pero porque ciertos usos en singular nos indican delirio. Es el caso del vocablo ‘conspiración’, que expelemos o pronunciamos un tanto tautogóricamente: conspiramos en nuestra boca al hacerlo.
Conspiraciones, las hay. Es la vida. Cuando las conspiraciones son la conspiración, la única, es cuando estamos en la teorías conspirativas, las cuales se unifican como su referencia, que no es más que una y esa una es la conspiración, la universal, única e inmutable.
Es el destino de algunas nociones que aguantan mal el plural. Rápidamente se van descubriendo como el uno parmenídeo que, cómo no, siempre fueron, mundo de hipótesis nunca refutadas, que acaban siendo la hipótesis confirmada siempre, en España y en el resto del Sistema Solar.
Por otro lado, desconfiemos de una conspiración que deja fuera algo: estaremos hablando de una conjura mera, de un arreglo, no de la conspiración más allá de toda conjetura. Si, con todo, se quiere evitar el delirio, búsquese en el singular el significado del plural. O al revés, para que dejemos de entendernos definitivamente.
Otros ejemplos, cada uno con sus singularidades: sistema, lectores, semejantes.

viernes, marzo 10, 2006

este taxón de la infancia

De las especies que se mueven por los discursos desatinados que campean por España, como la rata por el laberinto. Porfirio pobre, mísero Cayetano, Linneo arbóreo, ¿qué pasa cuando el sexto predicable (no protagonizado por Arnold) contamina la taxonomía entera?
Miembro (¿de?), individuo, especie, familia, la gran, la braza, cuestión de género, llamada al orden, hay que tener clase, el filo de la navaja, mi reino por un caballo.
Al tratar atributivamente a una especie, discurso y terminología tienden a las formas apropiadas para el individuo, para esta rata, para este bicho que morirá, no para esa nube que es la especie. Salvo Ronaldo, que es una manada o lo era, cuando bajo un solo nombre, fue legión.

miércoles, marzo 08, 2006

La maldad del lingüista

Mapea otras distinciones con abuso en su dominio de palabras y términos, constituyentes y reconstituyentes, unidades que cree el mundo, el chaval.
La tentación subsiste: la distinción gnoseológica hecha verbo, o más bien aplicada a los diccionarios: significados que dependen del hablante, significados que son independientes del hablante. Lo cierto es que los significados sí dependen del asunto del que se está hablando. En general, la buena estructura del dominio del que se habla se percibe en los términos que pueblan el discurso especializado. Pero no es una riqueza especial la univocidad. Depende. Con todo, el cierre del dominio afectará sin duda al campo de términos que se utilice, a esa intersección entre el lenguaje y el glosario fotocopiado.

lunes, marzo 06, 2006

Estación término

Los términos ajustados a su dominio, allá donde adquieren su referencia y un significado apenas lingüístico, sin complicaciones, sin dobles sentidos, sin valores marcados, sin nada de eso que es del significado de las palabras comunes. Otra cosa es que su referencia (el concepto en la teoría que es su dominio; igual por eso Frege utilizó Bedeutung para lo que llaman los más referencia ) sea tirando a barroca, pero lo cierto es que los términos de campos teóricos (como contradistintos de los técnicos y tecnológicos) están cerca de las palabras y de las sutilezas del significado lingüístico.
Pero siempre palabras y términos, sospechamos ingenuamente, se cargan según quien los utilice. O los carga quien los interprete.Si no es así, siempre podemos decir que así nos parece.
Compárese un texto técnico (sin ir más lejos), un texto digamos político y uno poético, estos dos del mismo autor, gran poeta.
Pero esas cargas serán distintas en otras lenguas. ¿Cómo? ¿Por qué? Y también distintas cada día, cada hora, ante las mismas instrucciones, en una mutabilidad que invita al pirronismo deconstructivo. Eppur...

viernes, marzo 03, 2006

Plataforma

Se trata de la forma más sencilla. No determinada por la serie temporal aunque se piense lo contrario. Es una herramienta que vence a la pereza. Adios, en la medida de lo posible, querida WebCT.
Hablaremos de palabras y de términos.