Las aplicaciones de la ley de Zipf y su distribución hiperbólica. Contemos el número de veces en que se ha aplicado o intentado aplicar dicha ley a un dominio dado, a otro, a otro... Demos a los dominios números ordinales según las más o menos aplicaciones y coloquemos los correspondientes cardinales en abscisas. En ordenadas, hemos de poner justamente ese número de aplicaciones: Una hermosa distribución hiperbólica o algo que se le parece: la ley de Zipf, again.
Pero lo anterior debe de ser falso. Redefinamos las fronteras entre los dominios para que todo encaje. Así procedemos siempre en nuestras operaciones y, probablemente, la naturaleza en sus operaciones, secretas. Así puede funcionar la percepción y la memoria.
Pero lo anterior debe de ser falso. Redefinamos las fronteras entre los dominios para que todo encaje. Así procedemos siempre en nuestras operaciones y, probablemente, la naturaleza en sus operaciones, secretas. Así puede funcionar la percepción y la memoria.
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