jueves, julio 30, 2009

Verosimilitud recibida (para una teoría de las teorías veraniegas)

La idea de verosimilitud está mal construida, y lo está hasta el colapso, que –en el caso de las ideas– no hace demasiado ruido. Porque, por inverosímil que nos resulte una ficción, siempre habrá una verdad buenamente comprobada que la supere en inverosimilitud.
El recurso más habitual es el adjudicar la verosimilitud a propiedades sintácticas o semánticas pero locales; naturalmente, tal expediente explicaría el voto popular de verosimilitud, pero nos corrobora también que la verosimilitud es cualquier cosa menos eso, porque es cambiante y muta en un juego sin fronteras. No como la verdad y sus esfinges areniscas.
Ahora bien, es también muy posible que la de verdad sea idea sujeta a mudanza, y que así lo sean cada una de las verdades que, con sus visitas inverosímiles, nos convencen de su eternidad y contundencia. Con lo que la verosimilitud es verosimilitud.

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