Los metaprogramas de traducción envían el texto que se ha de traducir a varios traductores y luego eligen una traducción. Al principio, tendían a combinar fragmentos de los diversos traductores, los cuales no tenían por qué haber seguido las mismas opciones terminológicas y léxicas. Aunque el resultado era inaceptable, lo era justamente de un análisis y valoración adecuados de las traducciones de cada oración original.
En consecuencia, o el metaprograma elige una traducción y no la altera ni la mezcla, o va equipado con algoritmos y procedimientos para arreglar los desperfectos de la combinación, lo que prácticamente convierte al metaprograma en un programa de traducción.
Lo divertido del caso, si el lector tiene a bien fijarse en ello, es que los fenómenos descritos han sucedido tradicionalmente con traductores (¿o deberíamos decir "metatraductores"?) humanos.
Tomado de Paul Biloxi, Translation and Deception, Mankato, Cacademic Press, 2009.
En consecuencia, o el metaprograma elige una traducción y no la altera ni la mezcla, o va equipado con algoritmos y procedimientos para arreglar los desperfectos de la combinación, lo que prácticamente convierte al metaprograma en un programa de traducción.
Lo divertido del caso, si el lector tiene a bien fijarse en ello, es que los fenómenos descritos han sucedido tradicionalmente con traductores (¿o deberíamos decir "metatraductores"?) humanos.
Tomado de Paul Biloxi, Translation and Deception, Mankato, Cacademic Press, 2009.
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