El sello, la firma y su valor paradójico en la copia fotográfica. Del certificado al documento, un tránsito entre categorías: de jurídicas a históricas, pero ni unas ni otras pueden permitir que algo se les escape. De ahí que sea difícil resistirse al equívoco; no al cálculo de probabilidades, sino al de verosimilitudes, no en el sentido matemático, sí en el perceptivo. Algo así como el ojímetro, o tratándose de informes, el hojímetro.
sábado, septiembre 30, 2006
viernes, septiembre 29, 2006
Adversus masoretas
Yet, the abstract-index notation still suffers from the visual problem that it can be hard to make out all-important details in a formula because the indices tend to be small and their precise arrangement awkward to ascertain. De The Road to Reality; Penrose propone la solución en el caso del análisis absoluto, cuando los tensores se convierten en una máquina para el desconcierto de los tipógrafos (Azúa, creo). Sugerimos soluciones similares para las gramáticas del árabe y del hebreo, por no decir las correspondientes crestomatías. ¿O tomaron similares medidas hace tiempo?
jueves, septiembre 28, 2006
Interpretación. Cierre. Corte
Interpretar es algo que, contra lo que suele decir, siempre acabamos. En último término, para eso está la muerte. Somos seres para no interpretar indefinidamente. Podemos aventurar una mente infinita e inmortal de una variedad que no fuera lo que se dice omnisciente in actu exercito y que fuera espejo de Derridas, sabedor de la infinitud y sus tertulias -ella misma para empezar-, pero complicando las interpretaciones, difiriendo in ictu oculi.
miércoles, septiembre 27, 2006
Blasfemia
Teoría de la representación. Hay miedo a los integristas, que son unos algebristas elementales que dicen que la realidad es lo que decimos que es, sin que podamos hablar de ello sin que hablemos de todo ello. Para ellos, todo está en lo dicho, en el nombre o vaya uno a saber. El álgebra ha agotado la realidad. Nos han agotado.
Loa fautores de la máxima sinécdoque no admiten sino su propia soberbia de aprehender con cada palabra la puta realidad y todas sus estrellas.
martes, septiembre 26, 2006
Superabundancia
Una retórica que se edifique sobre el principio de razones en exceso. Y así, en plural. Pues del mismo modo que todo hecho ha de tener una razón, las razones derramadas (1) señalan una sospecha que contamina los discursos con la celeridad de una explosión demográfica.
De ahí que una buena y necesaria de las primeras lecciones sea la de no justificarse demasiado, no explicar de más los porqués y ni acaso los cómos. No voy a extenderme.
(1) Las razones, como los hechos, no son contables ni incontables, pero es difícil evitar el bosquejo de las correspondencias, el rasero de las suficiencias.
lunes, septiembre 25, 2006
Cobrizo
Los calificativos: otra semántica variable según la combinatoria que los incluye. No es que formen expresiones idiomáticas. La composicionalidad permanece salva, pero el lenguaje evoca o convoca experiencias y memorias tornasoladas. No es lo mismo tez cobriza que tinte cobrizo. Piénsese en un cabello cobrizo que contrasta con una barba que no es cobriza. Sabido es que la semántica es una cuestión de oposiciones binarias. Hasta el punto de que a quienes sostienen tal tesis se les oponen los que plantean esquemas de continuidad entre un polo y otro. Dos posiciones que pueden acogerse también a este esquema de continuidad. La semántica como la política.
domingo, septiembre 24, 2006
Subjuntivo
Y así es el subjuntivo el que nos abre el campo. Es el sistema de coordenadas no compartido y que guardamos celosos el que nos ensancha el dominio por el que se nos mueven los referentes. Por eso, el subjuntivo apunta al futuro con la falsedad propia del futuro:
Aprovechamos lo que tenemos.
Aprovechamos lo que tenemos.
Aprovechemos lo que tenemos.
Aprovechemos lo que tengamos.
Nótese la aparente progresión y nótese que no eliminamos la cuarta opción:
Aprovechamos lo que tengamos.
En ella se da una consigna generalizada, que no se para a considerar lo que tenemos o dejemos de tener, pero que se alimenta sobre todo de la posibilidad de que dentro de un rato tengamos más de lo que ahora tenemos.
sábado, septiembre 23, 2006
Lo de ayer
Una descripción indefinida lo es para el oyente: "Vamos a un lugar que yo conozco", que es "Vamos al lugar (descripción definida) que he pensado y que es un lugar que yo conozco". Con el subjuntivo es una verdadera variable: "Vamos a un lugar que yo conozca": "A uno cualquiera de un conjunto especificado", quizá numeroso. Así la semántica está en otro lugar, no es endocéntrica. Significados como pelotas. Deformadas según la dirección del punterazo.
viernes, septiembre 22, 2006
Exiliado
Los que propugnan A le suelen acercar a B. Los apologistas de B le descubren las virtudes de A. He aquí a un inadaptado a la retórica triunfante en la biocenosis.
No se crea que esto es sólo algo entre signos y usuarios. Con signos sólo también pasa: "Vamos a un lugar donde no tenemos ruido" frente a "Vamos a un lugar donde no tengamos ruido". El indicativo nos deja la variable ya reducida y en espera de una especificación; el subjuntivo nos habla de todo el dominio de la variable, lo que puede ahogar por evocativo.
Es cierto, con todo, que lo que le pasa a nuestro sujeto de más arriba no es que los significados le parezcan dependientes de reyes y de puercos, sino que todo le parece como si Protágoras hubiese, al pie del Taigeto, abierto escuela para los espartanos más tontos y que éstos no callasen.
jueves, septiembre 21, 2006
Nombres propios
Esos pronombres con descripción aneja que no suele describir. O su función individualizadora o personificadora cuando se trata de fenómenos naturales. Seguramente no podemos dejar que un nombre no describa, que un nombre no nos diga qué nombra, qué clase de cosa es ésa.
Son éstas consideraciones no sabemos si para una Filosofía de la mitología o para una Filosofía del tebeo.
miércoles, septiembre 20, 2006
Lenguaje de las ruinas
Una sintaxis de chamarilería. Morfologia de saldo. Aves fénix que amenazan con un renacer no demasiado fiable. Verbos como escarpias. No digamos las locuciones prepositivas: Llueven a lo largo del campo de batalla y erigen cadáveres de perennidad subterránea.
martes, septiembre 19, 2006
Post de respeto
Un léxico construido de falsas etimologías y de préstamos malamente racionalizados: la lengua perfecta. Sólo le falta una gramática anfractuosa, como una ciudad en ruinas.
lunes, septiembre 18, 2006
Los productores
Aristóteles habla de mejores o peores que nosotros, los espectadores. No mejores o peores que el resto de su especie. Porque en ese caso, lo de Mel Brooks sería una tragedia. Se trata de un gremio del que no podemos esperar nada tan bueno como de su tronado representante en esta obra. Cómo decir que es malo si el canon lo aportan los de su oficio.
Más bien debemos esperar dramas hechos de las bajezas de este mundo, minucias y miserias como de un demiurgo alopécico, halitoso. Quedarse con lo de los otros. Gran talento.
domingo, septiembre 17, 2006
The Sting
La conspiración o montaje en decadencia ya para media España y la totalidad de Alemania, aprovechamos la volatilidad del quiosco y nos hacemos con la película de Roy Hill, George. Asistimos una vez más al teatro dentro del cine: a veces sabemos que es teatro y a veces no lo sabemos, en este grift en abîme. Cuando pensamos saber que asistimos a una comedia en que el gran Robert Shaw está picando como sirviendo de aperitivo a los tiburones, nos creemos al cabo de la calle, sólo para que Gondorf o Gondorff nos engolfe, para descubrirlo a su debido tiempo, como a Hooker y sus never hooked fingers, para su bien o el nuestro.
No es sólo el convenio de que lo que vemos no sea lo que esté pasando de verdad. Es más bien que se nos hace creer que sabemos qué está pasando, aun viendo otra cosa, para que luego descubramos que nos equivocábamos. O para que se imponga la retada omnipotencia narrativa de los tramadores con Gondorff o Gondorf a la cabeza, con sus recursos como salidos del último de los callejones. Pero la película no es un timo, ¿o sí? Nos ha mostrado la mecánica del engaño y nos ha mostrado, creemos, su propia mecánica como película. ¿O no?
sábado, septiembre 16, 2006
Subtítulos
Subtítulos de camuflaje y subtítulos en un lenguaje intermedio. Subtítulos sin subtitular. Subtítulos hablados. Subtítulos para deficientes visuales. Subtítulos sin subtitular. Subtítulos en pantallas como la metáfora del escritorio. Menú de subtítulos de Nemrod que venía de cazar y con la escopeta al hombro. Subtítulos bilingües y tal vez bífidos. Subtítulos en francés y hebreo (1) como dos partidos de tenis antisíncronos. Subtítulos que producen extraños fenómenos de carácter psicolingüístico. Subtitulitis: másters, expertos, cursillos. Subtítulos como subsecretarios en el NODO. Subtítulos de prosodia SMS. Subtítulos en Todd-AO y subtítulos que nos hacen pensar en un pianista de bostezos apagados. Subtítulos que desde la primera fila parecen como créditos. Los mejores subtítulos de nuestra vida. Subtitular todo esto.
(1) Histórico.
viernes, septiembre 15, 2006
Innumerabilidades
Enumeraciones de un solo elemento. Enumeraciones de nada. Como se ve el límite dialéctico por abajo, desde que inventaron el cero por lo menos, da lugar a una lista de dos miembros.
Enumeraciones inacabables, infinitas. Enumeraciones innumerables, esto es, innumerables enumeraciones de dudosas listas de innumerables miembros. Enumeraciones de arena. Aquél que es todas sus enumeraciones en cada grano. Borges en fascículos, en quioscos que cierran en el verano austral.
Enumeraciones huecas y cóncavas a las que les falta tanto para poder empezar. Covachuelas con ojos brillantes que se reservan sus propias enumeraciones. Los lectores se sienten permutados. La Codorniz en DVD.
jueves, septiembre 14, 2006
Títulos
Títulos que se dejan sin traducir. Títulos que no se parecen en nada. Títulos mal traducidos. Títulos que el traductor explica con un subtítulo. O el editor. Títulos que se traducen para tontos. Títulos que de lejos parecen como autores. Títulos que nos resumen otro libro. Títulos que nunca debiste cruzar, forastero. Siete títulos en busca de lector. Títulos que aborrecen de su condición esdrújula. Títulos como caramillos ciegos. Títulos y faltas menores. Titulitis. Títulos enmarcados y títulos en guaflex con acetato. Títulos que sueñan con ser colofones. Títulos que sólo contienen el símbolo '?'. Titulares descabezados y estrábicos. Títulos de neón luminoso o como el faro de Alejandría. Títulos que titulan azules a los lejos. Soluciones sin titular.
miércoles, septiembre 13, 2006
Homogéneo. Isótropo
Textos con las palabras al azar de sus frecuencias. No se agrupan. Nos parece que se han separado aquéllas que solían andar juntas. Como si se hablase de todo o de cualquier cosa a la vez. O un lenguaje de pronombres y preposiciones, todas las piezas alegremente distribuidas y sin compromisos. O hacer que un texto usual parezca tal cosa. Una cifra que oculte todo y que deje alguna señal que permita el reconocimiento a un lector que no conocemos.
Antoon van Geuze, De wonderen van het toeval, Leiden, Rumfles, 1946.
martes, septiembre 12, 2006
Figuras corridas
En El país hoy, en el artículo de Ulrich Beck Cuanto más cerca del Papa, menos hijos leemos:
... la perspectiva nacional predominante en el debate público sobre la evolución de la población, esa demografía narcisista que se rinde ante el nacionalismo metodológico, desemboca en un falso alarmismo, en una falsa causalidad y en recetas políticas falsas. (La negrita es nuestra)
La redundancia en el crescendo de la enumeración va mutando su carácter elocutivo y su dominio conceptual. El alarmismo será otra cosa una vez hayamos ascendido esa escalera de caracol. Leámoslo otra vez. Winding and rewinding stair. Pasaremos de la redundancia a la paradoja, y hasta al oxímoron. O la elipsis. Valga.
lunes, septiembre 11, 2006
Lenguaje. Piezas
La hipótesis del lenguaje eucarionte es la versión chistosa, por basarse en torpe analogía, de la teoría de la caja de herramientas, que uno no sabe muy bien cuando deja de ser caja para ser un todo más articulado. Sí que presenta, en cambio, un cierto interés a la hora de enfrentarse al problema principal de esta teoría, que no es otro que el de justificar, desde una perspectiva que sanciona cada herramienta por su utilidad, ésta para cada una de aquéllas tomada aisladamente. La utilidad de las piezas no puede apreciarse desde la utilidad que tienen en el conjunto, pero si son piezas es porque el todo las define.
La salida será pensar en funciones que se superponen a otras, dado cada instrumento. Las que tuvo cuando no era pieza, etc. Delirant isti nostratici.
domingo, septiembre 10, 2006
Núcleo
Si el de las palabras fuera originariamente un parásito de la morfología. El léxico como un añadido a una gramática. El surgimiento del lenguaje eucarionte.
sábado, septiembre 09, 2006
Semántica frívola para superficiales
Lo que decimos es una lluvia de flechas que nuestro interlocutor lanza al azar sobre su pedazo de mundo (¿o las hemos lanzado nosotros?). Se fijarán a objetos no del todo predecibles, que quizá lleven engachados otros. O esas palabras arrastrarán otras palabras, restos, imágenes que algun día veneraremos con la superstición tonta que arrastra la palabra daguerrotipo. No importa que las flechas estén todas melladas.
viernes, septiembre 08, 2006
Confessio
Como citamos de memoria, sustituimos el topónimo por una X. El periodista cita a un alcalde:
"El ayuntamiento de X. ha actuado siempre dentro de la más estricta legalidad", confiesa el alcalde de esta localidad.
"El ayuntamiento de X. ha actuado siempre dentro de la más estricta legalidad", confiesa el alcalde de esta localidad.
El alcalde nos deja su enunciado para que hagamos la comprobación tarskiana: "[p] es verdad si p", o conversamente, que ahora no hilamos muy fino, y si no nos metemos en haciendas y en semánticas, nada habremos de pedirle al alcalde. Pero el periodista dice que el alcalde confiesa. El lector piensa en "declara", "señala", "asegura". Considera inadecuado que se confiese algo virtuoso: "Padre, me acuso de haberme gastado el dinero en dárselo a las pobres". Como no se aclara de qué pobres se trata, el confesor deberá inquirir más cercanamente en busca de precisiones. Sin embargo, sólo permitiríamos por dudosa paradoja algo así como "Padre, confieso cumplir con todos los mandamientos y preceptos de la Ley de Dios, de la Iglesia, etc." La neutralidad ética o jurídica de lo declarado es más frecuente en el caso de la confesión de sentimientos o actitudes de un orden que no afecta a la moral: "Confesó que estaba enamorado de Paulina"; "confesó que bebía los vientos por los equipos entrenados por Javier Clemente", si bien éste último es caso errabundo y peor que excéntrico.
Con todo, observe nuestro lector que al afear así la panoplia performativa del periodista, adoptamos una condición del todo homóloga o estrechamente análoga a la del gramático normativo, figura que no ha perdido su nunca desmentido interés televisivo y que se halla a cargo de una tarea sinuosa y arriesgada: entre la scila de las tildes y el caribdis de las comas.
Pero al gramático normativo ha de acompañar el gramático positivo, que ha de explicar, describir o consignar. Y tal vez a los dos en comandita corresponda elucidar la causa de los errores o, incluso, descubrir que éstos eran en algún caso sólo aparentes. Que el hablante en su laberinto no erraba.
Y nosotros hemos supuesto un decálogo que, al menos en su detalle, no presupusieran ni alcalde ni periodista. Antes al contrario. Muy brevemente, que con fidelidad y exactitud haya consignado el periodista la confesión del alcalde.
jueves, septiembre 07, 2006
El lingüista y sus orlas floridas
No se quedará atrás y no envidiará así al cosmólogo en su rigodón metafísico. De aquí para allí y vuelta para atrás, ha elegido una disciplina que le permite rellenar los márgenes de sus artículos con una orla ideológica que no sentará mal en medios bien elegidos. Hay que estar a la altura.
miércoles, septiembre 06, 2006
Y todo por la historia (mal entendida)
Este apunte para una reseña que no escribiremos quizá correspondiera a otro blog. Sin embargo, es en éste donde nuestro diagnóstico podrá encontrar mejores coordenadas, aunque será coordenadas sólo sugeridas o evocadas y que no plantaremos en firme.
En La Tierra. Un viaje por la historia de nuestro planeta (cuya versión española, obra de Gonzalo G. Djembé, publicó la Editorial Crítica, Colección Ares y Mares, en 2004), su autor Gregor Markl expone lo que dice el título desde las categorías de la geología, aunque no falte algún desborde o desparrame que no pasa de venial.
No diremos nada -porque no tenemos ninguna autoridad ni ganas para ello- sobre las virtudes o defectos técnicos y teóricos de la obra, pero sí sobre el enojoso marco en que, para disipar alguna malevolencia de los lectores (juveniles o infantiles), inscribe Markl su Die Erde (1):
El 21 de junio de hace 4.556 millones de años -un viernes, para más señas-, si alguien se hubiera encontrado en un planetilla hermoso de alguna galaxia tranquila y hubiera estado mirando (con algún telescopio muy potente) justo hacia el lugar donde hoy se encuentra nuestro sistema solar ... ¡lo hubiera visto nacer! (pág. 9)
Esto es, para aprender algo de geología, además de incurrir en la tentación usherítica, debemos hacer llover algunos equívocos que afectan a la física, a la óptica, a la astronomía, a la cosmología y a ... la geología. Prosigue Markl con la historieta de unos niños de ese planeta que hacen un trabajo escolar sobre el que sería nuestro.
Y equívocos además para contar una historia ridícula, mucho más ridícula y tonta que la historia de la ciencia contada casi por cualquiera de sus historiadores y misioneros.
(1) El título original completo es Die Erde. Eine Reise durch ihre Geschichte: La Tierra. Un viaje por su historia (o a través de su historia). En el original no se dice lo de "planeta" ni lo de "nuestro". Por otro lado, la colección Ares y Mares ofrece al lector un catálogo de curiosa transversalidad, fruto tal vez de una primigenia (des)orientación pedagógica. Junto a un libro interesante a la postre como este La Tierra, se incluyen otros que no lo son menos, y algunos también -como el de Bruno Bettelheim- cuyo interés es de carácter más bien extraterrestre.
martes, septiembre 05, 2006
Hablando de la totalidad
En la contracubierta a la edición que J.M. Sánchez Ron hace de Materia y movimiento de James Clerk Maxwell (Crítica, 2006), leemos y creemos no errar si atribuimos estas palabras al distinguido editor:
Aunque es, bajo cualquier vara de medir, uno de los grandes científicos de toda la histora de la ciencia, el escocés James Clero Maxwell (1831-1879) no es demasiado conocido entre los legos de la ciencia (menos aún en España, si nos atenemos a lo muy poco que se le ha traducido).
En la introducción, Sánchez Ron compara su fama con la Newton, Darwin o Einstein, y eso aporta una escala precisa para entender lo que se está diciendo en las coordenadas de la polimatía de tercera división. Es más certero que lo contrario. Sin embargo, quizá de lo que verdaderamente se nos hable ahí es de la fama de los científicos (algo plural como una distribución, por decirlo de un modo quizá nada certero) comparada con las de otras colecciones seleccionadas o definidas según otros criterios -ciclistas, toreros, escritores (como si Clerk Maxwell no hubiese escrito y mucho), rufianes- y en un país como España, que tanto nos ha inspirado la lista precedente. Un discurso subterráneo, pero muy certero o más que muy certero, muy pertinente. E se non è vero,…
Terminología
No importan los campeonatos del mundo conseguidos por las respectivas selecciones nacionales españolas. No importa que éstas los consigan o lo casi. El único cambio verdaderamente importante que debemos esperar en lo que respecta a este negociado es que los locutores deportivos dejen de utilizar de una vez el esdrújulo “fémina”.
lunes, septiembre 04, 2006
Retórica del reto
La retórica del reto y el noble arte de la pesca con caña, pero con un cebo en el dominio con tendencia a enmohecerse del honor.
Los cebos con palabras son muy visibles cuando somos la tercera persona o el público del teatro. Llegan a serlo también cuando nuestra implicación en el asunto es mayor. Pero nos acaba por no importar. Como los amores locos, según las últimas estadísticas. Se trata de saber que estamos para salir de la taberna y enfrentarnos, en su terreno, con un jugador de ventaja y cuatrocientos mil de sus compadres. O no salir de la taberna y resolver el sudoku ante los cronómetros de todo el bar. Trufar entonces el razonamiento de excusas en un teatrillo hipotético, cegados por candilejas aceitosas. O por la cerveza caliente.
domingo, septiembre 03, 2006
Más museo y más errores
Los errores constituyen grandes aciertos. Saber recomponerlos en una galería que, a su vez, acierte en el error, no es arte que pueda aprenderse en dos días o en dos años.
Y todo esto vendrá a significar que no todos los errores son iguales y que los errores mostrados dejan de ser errores, pero se trata de que su ostensión sea también un error. Y si no, no se acierta.
Es situación parecida a la que se da en aquellos que evitan en sus discursos la voz "España" y la sustituyen por "el Estado" o "estado español". Es el predicado lo que las acaba por constituir. Así, podrán decir, contra su costumbre, que "no hay tal cosa como España", pero en este caso no podrán sostener que "no hay tal cosa como el estado español", realidad que suelen encontrar demasiado contundente. Y esto es porque el término sujeto ya contendría algo así como una predicación interna, implícita, que debe acabar de afirmarse en el predicado adjunto y externo, y que no es ajena a toda una, por más que pordiosera, ontología.
En el caso de los errores la situación es incluso más complicada porque debemos acertar errando y al errar seguir errando, lo que es un acierto para el que no es fácil hallar ontología, sustento, relato o un simple modo de decir.
sábado, septiembre 02, 2006
Museo de los errores
Y mal catalogados y con las etiquetas y paneles informativos confundidos. Y que el local sea, por ejemplo, un supermercado. Todo sea por hacer del museo un símbolo. ¿Cuántas veces lo habrán logrado?
viernes, septiembre 01, 2006
Monólogos
El monólogo nace de la atención de los muchos, de la audiencia. Pero el monólogo contorsionado metafísicamente (el ruido de la hoja o el tronco que caen en el bosque desierto) nos conduce directamente a la estación de los supuestos monólogos perdidos.
Pero estas aventuras metafísicas nos muestran también el carácter de límite de la propiedad reflexiva o su aterrizaje panzudo en la metafísica.
Que los espejos reflejen es otra cosa. Los espejos no conocen ojos, ni ojos cuyas visuales sean normales al espejo. Lo que hacen los espejos es más bien mostrarnos a otros. A nosotros en el límite de los noventa grados, y tampoco podemos estar muy seguros.
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