A toma el sacapuntas de la estantería. Lleva un lapiz en la mano, pero coge otros dos que están a la mano, mochos. B está sentado al escritorio y hace un ligero movimiento como para facilitar el paso a A:
A: Voy a a sacar punta.
B: Tú le sacas punta a todo.
Nótese que pasamos del sentido recto al oblicuo. Pero B diría luego que es él quien le saca punta, bien que inofensiva, a todo.
Otro caso,
diario El País. A la, evidentemente por lo visto, estrella del porno Nina Hartley se le ponen en la boca las siguientes palabras:
"Sólo puedo decir que nunca he cobrado por hacer algo delante de la cámara que no haría gratis en mi cama."
Una aseveración como "sólo puedo decir que nunca he cobrado por hacer algo delante de la cámara que haría gratis en mi cama" se referiría, en el contexto, a una actriz porno muy industriosa en todos los capítulos de su vida o a una digamos que actriz porno del método o a una que no cobrase por su trabajo.
En cambio la frase atribuida a Nina Hartley vendría a significar que nunca ha realizado algo (o nada) desagradable para ella en su trabajo. Obsérvese, pues es lo interesante, que tal significado se obtiene mediante la introducción del "no" en la oración de relativo ya tan subordinada cuando aparece. Si se piensa en una actividad concreta y por contraste, se tendría, mutatis verbis:
Nunca he cobrado por hacer X delante de la cámara y X es algo que hago y haría gratis en casa.
Nunca he cobrado por hacer X delante de la cámara y X es algo que no hago ni haría gratis en casa.
En este último caso, nos parece que la enunciadora sí que hace delante de las cámaras y por puro exhibicionismo ese X que no hemos especificado. Si en lugar de X, que aquí es una constante representada por una consonante poco tradicional en este papel, tenemos una variable como en los casos de arriba, nos dará la sensación de que se han hecho o no cosas distintas. La referencialidad se obtiene en un frontón, pragmático o sintáctico. Como dijo el sexólogo V.U. Lenin: "Qué hacer".