domingo, octubre 08, 2006

Sustancia

Tiene muy mal genio. Admitimos también "tiene mucho mal genio". Como quien dice "tiene mucho malgenio". A veces suena y a veces no: "Hay mucho buen rollo" para un ejemplo con otro adjetivo. Naturalmente, no nos referimos a sustantivos que se apliquen a individuos: "Hay mucho gran genio" como variante diatópico-disastrático-recreativa y, sobre todo, irónica de "hay muchos grandes genios".
La construcción colectiva de una sustancia, que cazamos al vuelo en las palabras que también la han construido, no rompe la composicionalidad: Estábamos hablando de un carácter que es malo o desgradable y lo presentamos como una experiencia común y más que común.
Sí se rompen, o más bien se revisa, las relaciones entre las clases a que nos referimos. En un caso que procura inquietudes levemente oblicuas:"Hay mucho oro falso". Suponiendo que nos referimos a la clase de los objetos contables de oro (Hbalamos más abajo del oro extenso y divisible, pero no contable, lo que nos llevará por otros caminos), no podemos sostener que se afirma que la intersección de ese conjunto con el de los objetos falsos tiene un cardinal estimable o quizá suman una masa considerable. El oro falso no es oro. ¿Nos referimos tal vez a la clase de los objetos falsos que parecen de oro y no lo son? Poco sentido tiene tal cosa, pues son falsos precisamente porque no lo son y lo parecen (y sobre todo alguien pretende lo contrario). Tenemos una sola clase formada mucho antes de que nos pusieramos a enhebrar la oración de marras.
En cuanto a la materia oro y sus partes extensas, no puede el oro falso ser la intersección del oro con lo falso, porque esta intersección es claramente vacía.
Si nos olvidamos finalmente del adjetivo "falso", que alguno dirá falsamente que nos introduce en complicados laberintos semánticos, veremos que la sustantificación nos lleva a dibujar un nuevo universo de discurso, con sus diagrams y globulitos, tan bonitos siempre. A abandonar el antiguo.

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