A. y B. han frecuentado la localidad alavesa de Laguardia con propósitos más que neoclásicos, anacreónticos.
Han escudriñado la Navarra a Oriente y más, en el contraluz de la tarde, el Poniente paradójicamente promisorio.
Las viñas desde la altura son como el mar desde una nube de vino. A. y B. pierden el sentido de la orientación con facilidad, incluso a la hora de numerarse: A. y B.
Pero A. y B. esperan a la noche antes de abandonar el recinto. Dejan que les guíe el agua y las lejanas luces mientras la conversación se desliza sobre el asfalto. Mientras el asfalto traza su línea envolviendo -esto lo añadió B., que la llevaba helénica- los cóncavos meandros.
1 comentario:
Esta pareja nos cae muy bien. Mira que perder el sentido de la orientacion con facilidad... ¿ a quien se le ocurre?
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