La proposición sin verbo y el verbo sin verbo; acaso otras especialidades sintácticamente más compactas. Una lengua donde la morfología acabe con la sintaxis, donde la morfología pierda sus límites, los rebase para nunca volver, donde se desaglutine o recaiga en inverosímiles combinatorias que, de paso, absorban o fagociten la zona de sombra entre los dos reinos.
lunes, julio 31, 2006
domingo, julio 30, 2006
Pasiva
Expresiones como "tomar el pelo", "estirar la pata". Nunca con el sujeto del verbo y con éste se forma una; se prefiere universalmente el sintagma verbal, aunque a veces cueste identificarlo. En español no parecemos utilizar la pasiva de esta forma oblicua para así incluir un sujeto: "el pelo le es tomado por mí"; "la pata es estirada por el ahora ya difunto Manuel".
Nótese que el sujeto nunca es oblicuo. Separamos bien la referencia directa del tropo calitropo. En la pasiva, verbo y sujeto impaciente se dividen semánticamente. Es posible que estas expresiones idiomáticas no puedan vivir si combinan en el sintagma verbal los dos modos de designación, pero notemos que el dudoso beneficiario de la acción no es oblicuo sino según la dirección de la tomadura. Vaya uno a saber si no se trata de hablar a contrapelo.
sábado, julio 29, 2006
Identidad material
Entre dos palabras construidas con los mismos materiales semánticos aunque diferentemente estructurados. Digamos palabra y palabra. No hará falta insistir mucho en los materiales, pero sí aclarar que ensamblados de modo diferente, con conexiones en campos distintos. Estas situaciones se dan en arquitectura, pero también en música. La combinatoria sintagmática daría lugar a las más sutiles de las dilogías. No "que algunos llaman vino porque nos vino del cielo", pero "vino a decir que si vino fue por decirlo", o mejor aún: "el vino y las rosas, como el vino y la carne y los adioses". Nótese cómo las relaciones sintagmáticas activan las relaciones paradigmáticas antojo del autor.
viernes, julio 28, 2006
Oración innumerable
No puede llegarse al final de esta oración, que tiene un número infinito de palabras y que en una parte de la misma contiene una sucesión de números muy notable, que es a saber las cifras decimales de pi, las cuales según se vayan calculando iremos incorporando a esa parte o sintagma de esta oración que comienza con un uno al que sigue un cuatro con la salvedad en cualquier caso de que si se nos agotan las cifras conocidas las repetiremos empezando por una de ellas tomada al azar y con la excusa de decir que quizá en algún momento hubiéramos podido introducir un error que no sería el del número uno o el cuatro o el nueve...
jueves, julio 27, 2006
Lo que la basca quiera que signifique
Semántica, pragmática. Las palabras significan lo que mis colegas saben que significan. Pero el jefe sigo siendo yo. Por si los colegas no se fían o por si van y piensan.
Lo racional en estos asuntos es el notar que no hay conceptos absolutamente oblicuos. El significado depende del interprete, es funcional, pero no del todo. La función está dada y el significado forma estructuras objetivas, lingüísticas y no lingüísticas. En el reconocimiento de esta cancelación de los sujetos hablantes se prueba a las personas razonables y también a los amigos. Los colegas son para cuando vienen bien dadas.
miércoles, julio 26, 2006
El coloquio de los perros
Para la antología de Zapatero: "el silencio es la mejor plataforma para el diálogo". En tiempos: "llevemos el asunto con discreción". Y es que la propia jeri no aprenderá gonza crea compromisos de los que es difícil descabalgarse. Como Zapatero juega con las palabras (que es con los conceptos e ideas), podemos pensar que ya cualquier cosa, pero las palabras le siguen atando y los resultados sintácticos, esto es, combinatorios, resultan al cabo tan espectaculares como los citados.
Porque el análisis del aforismo nos llevaría por los caminos del teatro del absurdo, que se define por que en él los hombres son perros (y no los perros hombres en la noche). Al final, y lo decimos por ponernos más que graves de pronóstico reservado, el diálogo puede ser como la obra de Beckett titulada Breath, si mal no recuerdo, que lo mismo es otra.
Porque el análisis del aforismo nos llevaría por los caminos del teatro del absurdo, que se define por que en él los hombres son perros (y no los perros hombres en la noche). Al final, y lo decimos por ponernos más que graves de pronóstico reservado, el diálogo puede ser como la obra de Beckett titulada Breath, si mal no recuerdo, que lo mismo es otra.
O como lo nuestro es más bien la comedia de los matrimonios, señalemos que Zapatero nos hace pensar en esas parejas que no se hablan porque (a) ya se han dicho todo, (b) no tienen nada que decirse o (c) no les hace falta hablarse. Esas parejas que serán felices para unos y un fracaso mineralógico para otros. Como la negociación misma, que será también mineralógica, whatever this may mean.
martes, julio 25, 2006
Cita
Dislocación que ya no supone que todo estuviera alguna vez en su sitio, sino más bien reconocer que no se puede pensar en todo eso sin dar a cada parte su lugar, que no ha de definirse con respecto a algunas coordenadas extrínsecas, sino más bien en relación a las mediaciones que esas mismas partes pudieran ofrecer a dos cualesquiera de ellas, y aunque ése su lugar sea siempre, y así lo haya sido, una reconstrucción.
Pedro Santana, Gramática generativa para riojanos y demás ralea, Logroño, 2007.
Pedro Santana, Gramática generativa para riojanos y demás ralea, Logroño, 2007.
lunes, julio 24, 2006
Las palabras del horno
En el horno con las temperaturas notables y homogéneas, las palabras se convierten en una bruma invisible y tostada. Nada que decir entre el sudor que no se evapora. La información es un conjunto de irrelevancias que ni siquiera saben esperar una mejor estación. El ruido blanco de los discursos en el horno isotermo de la canícula. Vendrá la noche y tendrá tus grados.
El hortelano estudia cuidadosamente sus verduras, que no se alcen las lechugas y que las cebollas,… los pimientos del rincón,... a cada uno lo suyo; espera encontrar al otro día todo lo que dejó éste. El hortelano pensará en los segadores o en las mujeres de los segadores. El hortelano asegura la puerta de su huerto, que es –huelga decirlo- un somier.
De este horno es nuestro pan y de este rincón nuestro gazpacho. Las clases ociosas se entregan a adivinanzas redundantes, como la etimología de “pipirrana” y las desventajas de agosto y sus cañones en Oriente Medio.
A estas temperaturas, las palabras oscuras son las palabras claras. Y las palabras son todas indescifrables como un espejismo al final del asfalto. Soñamos con suaves brisas, o no tan suaves.
El hortelano estudia cuidadosamente sus verduras, que no se alcen las lechugas y que las cebollas,… los pimientos del rincón,... a cada uno lo suyo; espera encontrar al otro día todo lo que dejó éste. El hortelano pensará en los segadores o en las mujeres de los segadores. El hortelano asegura la puerta de su huerto, que es –huelga decirlo- un somier.
De este horno es nuestro pan y de este rincón nuestro gazpacho. Las clases ociosas se entregan a adivinanzas redundantes, como la etimología de “pipirrana” y las desventajas de agosto y sus cañones en Oriente Medio.
A estas temperaturas, las palabras oscuras son las palabras claras. Y las palabras son todas indescifrables como un espejismo al final del asfalto. Soñamos con suaves brisas, o no tan suaves.
domingo, julio 23, 2006
Importancia de leer
El monumento más perenne lo es si monumento, lo cual es decir fenómeno: está delante del espectador y ahí se cumple. La erección del monumento, decimos. El libro es un monumento en su caso, perennidad aparte, porque se lee y se lee públicamente.
O erijamos el monumento al monumento desconocido, o al monumento secreto, que no quiso descubrirse, que no se quiso patente. O al texto secreto, leído por una mente infinita y rico, en buena consecuencia, en oxímoros y tachaduras.
sábado, julio 22, 2006
Parábolas
Titulares, ladillos, subtítulos, pies de foto. Creatio ex nihilo, invención suprema, cualquier parecido con el trabajo del redactor es mera anécdota en esta llanura entre dos montañas.
viernes, julio 21, 2006
Día 5. Palabras
Pero las palabras de la divergencia, del caos acaso, también imponen orden y pueden delinear distinciones precisas. No evocan, por tanto las atmósferas a que se refieren. O acaso están acuñadas para facilitar el propósito de mantener la cabeza fría, algo que se consigue fácilmente por la vía de la indiferencia.
jueves, julio 20, 2006
Día 4. Palabras
Normativa. interpretación, alternativa, plazo. Las palabras de los bajíos de la burocracia. Pegársela por estos derrotas es fácil. Lo difícil es no contribuir a emborronar más las cartas de navegación. Hombres y papeles, ¿qué eje del espacio antropológico? Todo escrito es terrible. Este es un expediente terrible porque vemos a la razón burocrática cara a ventanilla. Nos falta un sello. O nos falta medio bit.
miércoles, julio 19, 2006
Día 3. Palabras
Probablemente hay varias. Al orador de larga distancia le van definiendo unos atractores a los que su gramática y su léxico, su oscilante retórica regresan siempre.
Atractores del lenguaje oral, de la escritura. El estilo es el hombre, y éste los lugares a los que siempre retorna.
Y el orador aperiódico, sin pautas, no es un orador. De donde se sigue que lenguaje y discurso son una cuestión de cristalografía. Estadísticamente hablando.
martes, julio 18, 2006
Día 2. Palabras
Tal vez un día de adverbios modales. Concesiones, advertencias, aclaraciones o innecesarias o inútiles, enojosas como argumentos que se repiten en la noche de los borrachos. Trivialmente enlazados, no ajeno un vago pero apremiante sentido de culpa; ciudadanos que escuchan lo que quieren, aunque tal vez no. Piadoso público que se detiene tranquilizado en el suave aviso introductorio, abubillas que compensan unos signos con otros, los trazos interrogados del rayo sobre la nube, lejana y homogénea. Tras años de bondad, en un mundo benéfico, de cadáveros amigables y también lejanos.
lunes, julio 17, 2006
Día 1. Palabras
La palabra de hoy o, al menos, de esta mañana ha sido "resto". La locución precisa, "el resto de España" o "el resto de los españoles". En la que le es complementaria, se sustituye "resto" por "conjunto".
La frecuencia es, en este caso, proporcional a la pertinencia y a la verdad de la expresión poque ésta comienza con el subrayado de una parte y con ello sigue. Es un bien ganado "siempre ha habido clases" del que es muy difícil escaparse. Tal vez el resto del día, que es una buena parte, nos depare otras palabras representativas; por el momento, la referida lleva varios discursos de ventaja.
domingo, julio 16, 2006
Cuantificador borroso
El cuantificador más borroso, más genuinamente borros0, viene dado por numerales bien definidos. Compárese "a mediados de julio" por "allá por el quince de julio". Éste nos hace pensar en un día que no sabemos cuál es; aquél nos deja el consuelo de pensar en varios días y la posibilidad de coincidir en alguno.
sábado, julio 15, 2006
Ut pictura poiesis
Pinceladas como anáforas y pentimentos como cuantificadores contrariados. El sfumatto adjetival del epíteto canoro y tan malamente articulado. El manierismo del que aún no ha arrojado, milagro media, las muletas. Sintaxis acrílica de la juventud de hace más de veinte años y los metros confortables de la perspectiva, allí donde los árboles son un seto y luego el horizonte. El horizonte de las conjunciones coordinativas, el polysyndeton una lección de anatomía, la hipérbole azul de las hormigas.
viernes, julio 14, 2006
La trompa de entropio
Con t invertido, como quedó dicho. Los saludos y sus satélites ("¡Cuánto tiempo sin verte!", "¡Qué alegría!", "¡Dichosos los ojos!") son, a veces, ubicables en las despedidas, pero en cualquier caso abren paso a alejamientos que puden implicar, precisamente, mucho tiempo sin verse (Que la luz vuelva a las bombillas es algo que habrá que considerar como se considera la comunicación nerviosa. Mejor dejarlo). Pero los amigos se podrán contar lo que hicieron y van a hacer. Habrán olvidado ya su breve encuentro que queda en su pasado futuro. Esperarán tal vez tener un día memoria imposible de cómo comenzó, en ese futuro, su amistad.
jueves, julio 13, 2006
Despedidas
Si se invierte t y olvidemos que todo sonaría como en un microsurco al revés de los de mensajes siniestros, las despedidas anunciarían el encuentro de las gentes. Como digo, dejemos el “soida, soida” y quedémonos con que el “adiós, adiós, hasta pronto” precede reuniones más o menos casuales, o más o menos largas y dilatadas como una despedida.
Pero también las conclusiones precederían a las premisas y el producto a los multiplicandos. Sin embargo, es posible que ésa sea precisamente nuestra condición habitual y que t invertido nos proporcionara la ocasión de ser lógicos, no para siempre, pero sí con efectos retroactivos.
Pero también las conclusiones precederían a las premisas y el producto a los multiplicandos. Sin embargo, es posible que ésa sea precisamente nuestra condición habitual y que t invertido nos proporcionara la ocasión de ser lógicos, no para siempre, pero sí con efectos retroactivos.
miércoles, julio 12, 2006
Interjección
La interjección es todas las partes de la oración, al menos las más sustantivas. Cuesta rescatarlas para el lenguaje y para la teoría de los actos de habla, pues son más acto que habla, al menos en teoría.
Los blogs propenden a la interjección -a la interjección implícita, calladamente estentórea y cafre-, o al menos deberían, también en teoría. Aunque casi es más seguro que sean las interjecciones las que propenden a los blogs, sobre todo porque las interjecciones habituales se nos quedan cortas y las hacemos larguísimas. Con eso dejan de ser interjecciones y terminamos por regresar (el eco dijo) a las breves pero intensas, que nos recuerdan tanto a ciertas formas biológicas regresivas, tan exitosas y económicas.
Los blogs propenden a la interjección -a la interjección implícita, calladamente estentórea y cafre-, o al menos deberían, también en teoría. Aunque casi es más seguro que sean las interjecciones las que propenden a los blogs, sobre todo porque las interjecciones habituales se nos quedan cortas y las hacemos larguísimas. Con eso dejan de ser interjecciones y terminamos por regresar (el eco dijo) a las breves pero intensas, que nos recuerdan tanto a ciertas formas biológicas regresivas, tan exitosas y económicas.
martes, julio 11, 2006
Gramática del silogismo
Un silogismo en tres oraciones, o en una. Luego la oración no está limitada más que por criterios externos. Imaginemos todo lo hablado y escrito hasta ahora en el formato (infinitos formatos estarían disponibles) de una sola oración. Pero, claro, la oración compuesta, en la parataxis, no es una oración. Curiosamente, la elipsis nos dificulta la tarea:
Un silogismo puede consistir en tres oraciones o en una, luego la oración no está limitada más que por criterios externos.
Un silogismo en tres oraciones o en una, luego la oración no está limitada más que por criterios externos. Esto último, como se ve, no funciona lo que se dice bien. No funciona. En absoluto.
lunes, julio 10, 2006
Sintaxis pleremática
Como unidad básica la oración compuesta, pero no cualquiera, sino una total, amazónica, con todas las posibilidades, abstracta por tanto: una vez concreta, se podría incrementar y ya no valdría.
Cualquier oración real es una poda salvaje, reducir a casi nada posibilidades realmente inauditas, desde el paleolítico. Pero una poda de nada no es una poda, que decía el otro.
Hablar es cerrar no sólo otras opciones alternativas –decir “gato” y no “perro” o “él”–, sino sobre todo seleccionar un arbolito que, claro, ya no es ninguna selva, cerrar constituyentes para no volver, salvo si algo diletante nos apuntamos a un hipérbaton.
Cualquier oración real es una poda salvaje, reducir a casi nada posibilidades realmente inauditas, desde el paleolítico. Pero una poda de nada no es una poda, que decía el otro.
Hablar es cerrar no sólo otras opciones alternativas –decir “gato” y no “perro” o “él”–, sino sobre todo seleccionar un arbolito que, claro, ya no es ninguna selva, cerrar constituyentes para no volver, salvo si algo diletante nos apuntamos a un hipérbaton.
domingo, julio 09, 2006
Ilógicos de la Polonia: Metahaikus de Maese Calderejo
Palas piafan mecánicas
Tengan los brutos
Su profanado acuífero
El río de Parménides
Oh, quién le diera
De Heráclito famoso
Ay, mísero de mí
Croa la rana
Delito cometí
Tengan los brutos
Su profanado acuífero
El río de Parménides
Oh, quién le diera
De Heráclito famoso
Ay, mísero de mí
Croa la rana
Delito cometí
sábado, julio 08, 2006
Repetición
La repetición nos pone delante de versiones quizá pueriles de ideas o pseudoideas filosóficas, como singularmente repetición, diferencia y tiempo: todo ello a favor de la psicología de la percepción, de la lectura en su caso.
Seguramente, en géneros donde el significado es flojeras, evocativo, donde las interpretaciones no se ha de cerrar o limitar por definición (1), la repetición de frases, versos, nos pone delante de cambios de sentido, de la posibilidad de una reinterpretación, etc. Como se ve, la repetición y sus ritmos tienen una lectura metafísica y otra más categorial, en que aparecen como recursos en el arsenal del escritor, poeta o cocinero.
(1) Aunque la indefinición se dice de muchas maneras en la semántica de los textos: no hay ninguna interpretación unívoca fácilmente a mano; o, como en la alegoría, hay una, pero no es la única.
viernes, julio 07, 2006
Huella
Huella es estar en muchos sitios. Lo que está en muchos sitios lo está en la cadena del tiempo. Las cadenas del tiempo las dibujamos al modo sabido. Las metáforas así recorren el espaciotiempo con una alegría que sólo se da en según qué ciencias y demás dogmas.
jueves, julio 06, 2006
Cierre
Un cierre con apoyaturas. Dos categorías sujetas a un morfismo. Si no tenemos cierre en una, pensamos en el cierre de la otra. (Para una gnoseología de las gramáticas funcionales y cognitivas.)
Un cierre sin más. Pretendidamente siempre. (Para una gnoseología de las gramáticas dizque formales.)
Y hablar de cierre en ciencias tan permeadas, tan inficionadas de la dizque teoría, di que filosofía flotante, de esas que no destacan por digamos que su propiocepción.
Un cierre sin más. Pretendidamente siempre. (Para una gnoseología de las gramáticas dizque formales.)
Y hablar de cierre en ciencias tan permeadas, tan inficionadas de la dizque teoría, di que filosofía flotante, de esas que no destacan por digamos que su propiocepción.
miércoles, julio 05, 2006
Liminar
La idea bastante intuitiva de que para las lenguas el lenguaje está contenido en el metalenguaje, y éste en aquél, pero que son distintos: “<”Juan corre” es una oración> es una oración”. También intuitivamente, la explicación ha de ser de carácter intensional, porque el símbolo de inclusión no parece tener otro sentido que el extensional y la doble inclusión lleva a la igualdad (extensional, o al menos resultativa: entre dos series formalmente distintas cabe el signo de igualdad, o cabe entre los sumandos sumados y la suma).
Pero vamos a forzar las cosas y pensemos en posibilidades de que la paradoja (el lector ha de saber que nos movemos en los territorios que roturó el lingüista Ángel López) se aleje de la contradicción en términos puramente extensionales (o, al menos, resultativos). Suponemos que tomamos lenguaje y metalenguaje como conjuntos de cadenas categorizables: <”grande” es un adjetivo>, <”está lloviendo” es una oración>. Nótese que los ángulos son marca de “cadena lingüística” y las comillas de cadena lingüística. La doble inclusión significa que unos pueden ser sustituidos siempre por las otras y viceversa. La solución intensional parte de la constatación de que el cambio cambia la categoría de lo que está entre los símbolos en determinados casos. En otros simplemente se cancela la distinción o se reconoce la inclusión de ese elemento determinado: es lo que sucede en el primero de los ejemplos, el largo, si se cambian las comillas exteriores por ángulos.
Una solución “matemática” es pensar que el metalenguaje distingue abiertos que forman una topología con mayor o menor finura:vs. . Se tendría que las etiquetas metalingüísticas funcionarían como los abiertos de una topología. De hecho una regla de reescritura, leída de derecha a izquierda correspondería a la unión conjuntista; la intersección, a la inclusión de nuevos rasgos en una matriz valor-atributo: sería casi lo contrario de la operación de unificación: el lector sabrá también disculpar estos ejemplos y que no somos fieles a las tesis del lingüista citado, aunque seríamos incapaces de fijar dónde y cuánto nos separamos..
Tenemos que el lenguaje sería el conjunto donde se define la topología, que sería el metalenguaje. Y sabrá el paciente lector no pedirle demasiado a la analogía. En cualquier caso, la reflexividad del lenguaje sería equivalente o análoga a la tesis de que el metalenguaje es la topología más fina de las que se pueden definir en el lenguaje. Ahora, en el lenguaje no se definirían operaciones como la intersección o la unión conjuntistas, pero sí naturalmente en el metalenguaje. La única dificultad, tal vez aparente, para la analogía es que el metalenguaje sería una colección de subconjuntos del lenguaje (extensionalmente, adjetivo es un montón de elementos del lenguaje), pero el lenguaje se ve más bien como una serie de elementos encadenables. No obstante, obsérvese que la lectura correcta del símbolo de inclusión hace que pasemos de la recategorización de la que hemos hablado antes a la lectura correcta del símbolo como un resumen que se ha saltado varias llaves de conjunto y cosas así. De hecho, en alguna formulación no se habla de doble inclusión sino que se utiliza el símbolo de pertenencia.
Ambos casos habrían de verse como resúmenes de la verdadera situación. Y, por cierto, adjetivo es todos los adjetivos, más todas las cadenas que los admiten, más …
Pero vamos a forzar las cosas y pensemos en posibilidades de que la paradoja (el lector ha de saber que nos movemos en los territorios que roturó el lingüista Ángel López) se aleje de la contradicción en términos puramente extensionales (o, al menos, resultativos). Suponemos que tomamos lenguaje y metalenguaje como conjuntos de cadenas categorizables: <”grande” es un adjetivo>, <”está lloviendo” es una oración>. Nótese que los ángulos son marca de “cadena lingüística” y las comillas de cadena lingüística. La doble inclusión significa que unos pueden ser sustituidos siempre por las otras y viceversa. La solución intensional parte de la constatación de que el cambio cambia la categoría de lo que está entre los símbolos en determinados casos. En otros simplemente se cancela la distinción o se reconoce la inclusión de ese elemento determinado: es lo que sucede en el primero de los ejemplos, el largo, si se cambian las comillas exteriores por ángulos.
Una solución “matemática” es pensar que el metalenguaje distingue abiertos que forman una topología con mayor o menor finura:
Tenemos que el lenguaje sería el conjunto donde se define la topología, que sería el metalenguaje. Y sabrá el paciente lector no pedirle demasiado a la analogía. En cualquier caso, la reflexividad del lenguaje sería equivalente o análoga a la tesis de que el metalenguaje es la topología más fina de las que se pueden definir en el lenguaje. Ahora, en el lenguaje no se definirían operaciones como la intersección o la unión conjuntistas, pero sí naturalmente en el metalenguaje. La única dificultad, tal vez aparente, para la analogía es que el metalenguaje sería una colección de subconjuntos del lenguaje (extensionalmente, adjetivo es un montón de elementos del lenguaje), pero el lenguaje se ve más bien como una serie de elementos encadenables. No obstante, obsérvese que la lectura correcta del símbolo de inclusión hace que pasemos de la recategorización de la que hemos hablado antes a la lectura correcta del símbolo como un resumen que se ha saltado varias llaves de conjunto y cosas así. De hecho, en alguna formulación no se habla de doble inclusión sino que se utiliza el símbolo de pertenencia.
Ambos casos habrían de verse como resúmenes de la verdadera situación. Y, por cierto, adjetivo es todos los adjetivos, más todas las cadenas que los admiten, más …
(El lector habrá comprendido que hemos vuelto a las obras de Ángel López; aunque un poco cimarrones.)
martes, julio 04, 2006
Cognitio rerum
Conocer. Vamos a decir que no sólo hay infinitas palabras potencialmente, o palabras infinitamente largas también potencialmente, sino incluso palabras actualmente infinitas, cuya pronunciacióna gota el tiempo y las gargantas. A lo bestia. Que haya más palabras que cosas. Adviértase la situación. Seguirán existiendo, malgré Kronecker, a su manera meinongiana los números reales para recibir esos nombres infinitos. Según hablamos y por ejemplo vamos recitando decimales aleatorios, pasaremos algunos reales de la zona Meinong A a la zona Meinong B. Algunos que son biyectables con todos, pero eso aquí no sé si nos importa.
Crearemos cosas no como los bancos centrales o los bancos sin más crean el dinero, sino más bien como Afinsa, pero qué se quiere, crear no es tan fácil.
Puede pensarse también que esas cosas que se crean con los nuevos nombres no son sino los nombres. Ahora, de esta hipótesis es fácil pasar a la que dictaría que ser, lo que se dice ser, que se dice en seguida, sólo son los nombres.
Como es sabido, las selvas ontológicas se podaron en el primer tercio del siglo XX considerablemente. Si se podaron, es que ahí estaban. Que vengan los ecologistas.
Crearemos cosas no como los bancos centrales o los bancos sin más crean el dinero, sino más bien como Afinsa, pero qué se quiere, crear no es tan fácil.
Puede pensarse también que esas cosas que se crean con los nuevos nombres no son sino los nombres. Ahora, de esta hipótesis es fácil pasar a la que dictaría que ser, lo que se dice ser, que se dice en seguida, sólo son los nombres.
Como es sabido, las selvas ontológicas se podaron en el primer tercio del siglo XX considerablemente. Si se podaron, es que ahí estaban. Que vengan los ecologistas.
lunes, julio 03, 2006
Si nomina nescis
Los profesores, la mayoría de ellos, del bachillerato, no decían nunca sus nombres. No se presentaban. Es posible consignar algún caso de honor ofendido contiguo a la histeria ante la pregunta por su nombre. Esto, que es una completa monstruosidad y una muestra de mala educación difícilmente igualable, fue así curso tras curso, año tras año, durante siete, allá en los setenta del siglo pasado.
Esta era una pauta de conducta absolutamente generalizada, seguida por casi todo el claustro, dignifiquemos el asunto, del centro, pero no era una consigna explícita. Eso aumentaba el misterio y la frecuencia de las perífrasis: “el de química”, “el de latín”, perífrasis de referencia nunca unívoca dado el tamaño del centro, lo que dicho sea de paso dificultaba extraordinariamente las informaciones sobre cualquier profesor, pues la autoridad competente, falangista por supuesto –y de quien, por otro lado, pueden recordarse rasgos de una personalidad peculiar–, cortaba cualquier informe con el comentario de mayor potencia descalificadora a su alcance: “O sea que usted no sabe quién es su profesor”.
En fin, el conocimiento de los nombres, ese trozo vulnerable del alma de cada uno. Del alma de Hermógenes, de la de Cratilo.
Esta era una pauta de conducta absolutamente generalizada, seguida por casi todo el claustro, dignifiquemos el asunto, del centro, pero no era una consigna explícita. Eso aumentaba el misterio y la frecuencia de las perífrasis: “el de química”, “el de latín”, perífrasis de referencia nunca unívoca dado el tamaño del centro, lo que dicho sea de paso dificultaba extraordinariamente las informaciones sobre cualquier profesor, pues la autoridad competente, falangista por supuesto –y de quien, por otro lado, pueden recordarse rasgos de una personalidad peculiar–, cortaba cualquier informe con el comentario de mayor potencia descalificadora a su alcance: “O sea que usted no sabe quién es su profesor”.
En fin, el conocimiento de los nombres, ese trozo vulnerable del alma de cada uno. Del alma de Hermógenes, de la de Cratilo.
domingo, julio 02, 2006
Silencio
Clasificación de los silencios. Los que tras las palabras corroboran o los que refutan. Los que hurtan el fundamento de las palabras que vendrán después. Los que las llaman. O silencios de la torpeza. O el arma del silencio que hace a los hombres temibles, hasta que se oye su cerebro de dieciséis revoluciones por minuto y su petardeo vergonzante.
O silencios que vinieran a sustituir a todas las palabras. O a todos los demás silencios, que son culpables de haber querido fungir de palabras sabias, de discursos floridos. A los redundantes silencios.
O silencios que vinieran a sustituir a todas las palabras. O a todos los demás silencios, que son culpables de haber querido fungir de palabras sabias, de discursos floridos. A los redundantes silencios.
sábado, julio 01, 2006
Palabrota
Todo el texto en dos o tres sílabas. Pero qué pasaría con palabrotas de seis sílabas. O con palabrotas dactílicas. O con palabrotas sinestésicas. O con palabrotas átonas.
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