Cada clasificación, pues no todas son árboles, tiene su lenguaje, que puede ser más o menos sencillo: Así, Porfirio recorre su árbol añadiendo notas que serán signos al nombre que nombra el género o la especie; pero éste es un caso muy simple.
Sin embargo, no hay lengua para la realidad, luego la realidad no es un conjunto de clasificaciones, las cuales -de lejos- siempre parece que se están agitando.
Sin embargo, no hay lengua para la realidad, luego la realidad no es un conjunto de clasificaciones, las cuales -de lejos- siempre parece que se están agitando.
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