lunes, julio 24, 2006

Las palabras del horno

En el horno con las temperaturas notables y homogéneas, las palabras se convierten en una bruma invisible y tostada. Nada que decir entre el sudor que no se evapora. La información es un conjunto de irrelevancias que ni siquiera saben esperar una mejor estación. El ruido blanco de los discursos en el horno isotermo de la canícula. Vendrá la noche y tendrá tus grados.
El hortelano estudia cuidadosamente sus verduras, que no se alcen las lechugas y que las cebollas,… los pimientos del rincón,... a cada uno lo suyo; espera encontrar al otro día todo lo que dejó éste. El hortelano pensará en los segadores o en las mujeres de los segadores. El hortelano asegura la puerta de su huerto, que es –huelga decirlo- un somier.
De este horno es nuestro pan y de este rincón nuestro gazpacho. Las clases ociosas se entregan a adivinanzas redundantes, como la etimología de “pipirrana” y las desventajas de agosto y sus cañones en Oriente Medio.
A estas temperaturas, las palabras oscuras son las palabras claras. Y las palabras son todas indescifrables como un espejismo al final del asfalto. Soñamos con suaves brisas, o no tan suaves.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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