jueves, agosto 31, 2006

Sólo una cosa no hay

Nos costará trabajo transcribir (o puede que ningún trabajo) los frecuentes diálogos cartujos de A. y B., cuando A. y B. adquieren una tonalidad cutánea propia de gémelos univitelinos y autistas. Queremos decir, cuando A. conversa calladamente con B. y B. con A. y no existe ningún C. que venga a comprobar la coincidencia -esto es, la unidad- de las conversaciones.
La prosodia como objeto principal del discurso se torna también una materia pálida y despaciosa, puntuada de silencios más rotundos que el bajo cifrado que da continuidad a la carencia de soluciones, respuesta a las preguntas que portentosamente levantan A. y B. Transcurren las mañanas y las tardes que sirven para que hipótesis de periodicidad tropical y floración repentina se disuelvan en el olvido sin nota a pie de página. (Hipótesis para las que no faltan glosadores como D., quien sostiene que las nunca oídas son mucho más certeras y musicales que las fiel, exhaustivamente registradas.)

1 comentario:

marideliwes dijo...

Buscando (en la librería, no en google) un libro de Marina Mayoral, doy con un libro de un tal Giorgio Manganelli: A y B (sin puntos, vaya). Yo no sé para que voy siempre a comprar libros de la Mayoral a Cálamo si casi nunca tienen nada de ella :-)