sábado, agosto 19, 2006

Viajes

¿Es el de leer el mismo viaje? ¿Recorre el lector, y a la velocidad debida, la trayectoria jalonada se supone por el escritor? ¿Y con que cará y con qué ganas? Y el traductor, ¿qué decir de él? Y si es que no a todo, ¿qué es lo común de todo el recorrido, del relato, del poema, de los saltos sobre las piedras del arroyo? Como siempre, el texto es el texto más las estructuras que nos esperan fuera, más un componente dinámico, más un elemento aleatorio, heterocedástico por decir lo menos y por ponernos estupendos. ¿Qué saca usted en limpio de todo esto?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda, mucho, más que lo que yo, como lector, sospecho. Siempre, qué esperanza..., se cumple esa irradiación del texto, muestra, sin duda, de que todos esos actos forman parte de la misma sopa nutriente.
Si no es un neologismo, aquella palabreja que le conminó a sentirse irónicamente estupendo, a todas luces tiene sabor de existencia por derecho propio, faltaba más, y gracias a su docta y generosa fruición prosística.
Por cierto, se ve que los comentaristas también han estado de vacaciones el resto del año...
Hace tiempo que no le leía. Me conmueve que en todo este tiempo Ud. ha seguido frente al teclado...