Gloria a nuestros guías lingüísticos, a nuestros intérpretes. Yo he conocido a quienes verdaderamente hablan dos lenguas y a quienes en determinadas ocasiones, sin mayores conocimientos, han tomado la iniciativa y nos han dejado patente su dominio de la comunicación opaca.
A estos últimos es a quienes se debe prestar mayor atención. Inmunes al desaliento y al estudio, separan muy acertadamente la noción de lengua de los negocios de este mundo. Saben que de lo único de que se trata es de que los otros hagan lo que nosotros queremos y que, de vez en cuando, suceda al contrario sin grandes perjuicios ni menoscabos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario