Hoy ha sido una día de lecturas subrayadas y anotadas. Incluso un día de lecturas con post-its, marginalia amarilla y más que amarilleará cuando el lector no pueda ni reconocer sus ocurrencias fugaces de lector. Porque el lector es una fugacidad, la negación propia de la memoria.
Al contrario, un texto pregnante, aquél que recordamos by heart, es aquél que congela esa fugacidad, recortándose a sí mismo, desprendiéndose de toda su estela variable de signos.
Al contrario, un texto pregnante, aquél que recordamos by heart, es aquél que congela esa fugacidad, recortándose a sí mismo, desprendiéndose de toda su estela variable de signos.
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