Pura lexicografía: algo falso es siempre otra cosa verdadera; en caso contrario, no habría sujeto. Por lo que hace a los enunciados, se nos suele advertir que un enunciado falso es un verdadero enunciado, esto es, el objeto enunciado es verdaderamente tal objeto y no otra cosa. De algo que sea falso no sabemos, en principio y -si acaso, sólo muy genéricamente-, qué es. De un enunciado falso, sabemos que es un enunciado. Luego, los enunciados se caracterizan porque a la falsedad de las pretendidas piedras preciosas o de las pretendidas monedas de curso legal, une otra que no compromete su condición de enunciado. Es más, la supone.
Trivialidades que se multiplican en aparentes paradojas. O que facilitan la elaboración de teorías falsas, que además son falsas teorías.
Trivialidades que se multiplican en aparentes paradojas. O que facilitan la elaboración de teorías falsas, que además son falsas teorías.
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