Las relaciones entre insulto e insultado merecen serio análisis sobre todo desde una perspectiva extensional de la semántica. Así, un insulto X es el conjunto de todos los X (o quizá el de todos sus subconjuntos de cardinalidad uno). Por ello, utilizar ese insulto X no debe resultar particularmente insultante para el insultado si éste es miembro de aquel conjunto, es decir, salva veritate el insulto en singular puede ser sustituido por la designación del insultado a los efectos aquí considerados. Cuestión distinta es la de la permisividad social y legal ante la práctica discursiva del insulto, cuestión del mayor interés en la que aquí no entramos.
Sucede, sin embargo de lo anterior, que nuestro manejo del insulto es más bien emocional e intensional, lo que resulta en que si el insultado sobrepasa por así decir al conjunto ordenado de menor a mayor de los X, son éstos sin duda los insultados, pues se ven en compañía de un super X, al que ni ellos desean mostrar la menor fraternidad.
Sucede, sin embargo de lo anterior, que nuestro manejo del insulto es más bien emocional e intensional, lo que resulta en que si el insultado sobrepasa por así decir al conjunto ordenado de menor a mayor de los X, son éstos sin duda los insultados, pues se ven en compañía de un super X, al que ni ellos desean mostrar la menor fraternidad.
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