Leemos de pasada en el dazibao de un negocio de prestamistas:
"¿Qué han subido los tipos de interés?"
Con seguridad, la tilde interrogaciónde es la errónea y tan habitual que adorna la conjunción en interrogaciones ecoicas, pero nos da por suponer que no hay horror ortográfico: que se quiere decir algo así como "¿Cuánto han subido los tipos de interés?" y por ello nos deslizamos hacia el tenue asunto de las oscilaciones lingüísticas y conceptuales entre lo cualitativo y lo cuantitativo.
Recordamos entonces a nuestra querida preposición de y a expresiones como "ganar de veinte", que se han entendido a veces como resultado de un carácter neutro y así polifuncional de aquélla. Eso frente a la tesis de que tales resultados del baloncesto proceden de otras expresiones en que se explicita el modo:"ganar de calle". Es ésta tesis semanticista y subjetivista frente a la primera que se antojaría más formal. O eso nos parecía, porque lo que realmente hacen una y otra es afirmar que la preposición de está allí para ser complementada con sintagmas nominales de lo más variado y esto es formalismo en estado puro.
Y proseguimos nuestro paseo solitario en primavera (nótese el nuestro con el solitario), entre la lengua y el habla y vuelta a empezar
"¿Qué han subido los tipos de interés?"
Con seguridad, la tilde interrogaciónde es la errónea y tan habitual que adorna la conjunción en interrogaciones ecoicas, pero nos da por suponer que no hay horror ortográfico: que se quiere decir algo así como "¿Cuánto han subido los tipos de interés?" y por ello nos deslizamos hacia el tenue asunto de las oscilaciones lingüísticas y conceptuales entre lo cualitativo y lo cuantitativo.
Recordamos entonces a nuestra querida preposición de y a expresiones como "ganar de veinte", que se han entendido a veces como resultado de un carácter neutro y así polifuncional de aquélla. Eso frente a la tesis de que tales resultados del baloncesto proceden de otras expresiones en que se explicita el modo:"ganar de calle". Es ésta tesis semanticista y subjetivista frente a la primera que se antojaría más formal. O eso nos parecía, porque lo que realmente hacen una y otra es afirmar que la preposición de está allí para ser complementada con sintagmas nominales de lo más variado y esto es formalismo en estado puro.
Y proseguimos nuestro paseo solitario en primavera (nótese el nuestro con el solitario), entre la lengua y el habla y vuelta a empezar
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