Dice que seleccionamos los rincones más solitarios y la sintaxis más pulverulenta para, por ejemplo, insultarnos.
Yo, por mi parte, habré perdido la sensibilidad para estas dagas y su particular finura. No sé si así es nuestro lenguaje y no estoy seguro de que nos insultemos (en todas las ocasiones, quiero decir). Habrá que preguntarles directamente a esas palabras asombrosas que, al parecer, utilizamos o a sus costuras imprevisibles (o acaso demasiado).
Yo, por mi parte, habré perdido la sensibilidad para estas dagas y su particular finura. No sé si así es nuestro lenguaje y no estoy seguro de que nos insultemos (en todas las ocasiones, quiero decir). Habrá que preguntarles directamente a esas palabras asombrosas que, al parecer, utilizamos o a sus costuras imprevisibles (o acaso demasiado).
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