A vive en un cuarto piso y B vive justo debajo y justo encima porque es propietario de dos apartamentos, uno en el tercero y otro en el quinto.
A dice de sí misma y cuando la conversación gira (o más bien, como veremos, voltea) en torno a B: “Soy su vecina de abajo y de arriba”.
Con A de sujeto, nos parece que ella es la propietaria envolvente de dos pisos y, sin embargo, lo que dice es absolutamente cierto sin cambiar las escrituras
En su literalidad, la frase sirve desde los dos puntos de vista. Al menos en estas condiciones gramaticales y pragmáticas, que en otras habrá que ver qué interpretación se prefiere o cuál es la única, si lo es. Upstairs, downstairs.
A dice de sí misma y cuando la conversación gira (o más bien, como veremos, voltea) en torno a B: “Soy su vecina de abajo y de arriba”.
Con A de sujeto, nos parece que ella es la propietaria envolvente de dos pisos y, sin embargo, lo que dice es absolutamente cierto sin cambiar las escrituras
En su literalidad, la frase sirve desde los dos puntos de vista. Al menos en estas condiciones gramaticales y pragmáticas, que en otras habrá que ver qué interpretación se prefiere o cuál es la única, si lo es. Upstairs, downstairs.
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