Según anticipamos ayer, podemos considerar que si el coste de adquirir o manejar una gramática de determinado tipo sea muy elevado, quepa contentarse con una inferior si se queda sin procesar tan sólo un porcentaje despreciable de oraciones.
Naturalmente, cabría preguntarse de dónde vienen las oraciones que no puede explicar la gramática “inferior”. Dejémoslas en accidentes o en producto del ruido. (O en mera apariencia, que también podría ser el caso).
De cualquier manera, si algunas oraciones se procesan a efectos prácticos desde otro lugar que la gramática –para entendernos, vamos– cabe la posibilidad de que la gramática y la facultad del lenguaje sea cosa muy simple y de categoría similar a la del tragaperras que se traga las monedas y no me entrega la chocolatina hasta que proceso el asunto a patadas.
Naturalmente, cabría preguntarse de dónde vienen las oraciones que no puede explicar la gramática “inferior”. Dejémoslas en accidentes o en producto del ruido. (O en mera apariencia, que también podría ser el caso).
De cualquier manera, si algunas oraciones se procesan a efectos prácticos desde otro lugar que la gramática –para entendernos, vamos– cabe la posibilidad de que la gramática y la facultad del lenguaje sea cosa muy simple y de categoría similar a la del tragaperras que se traga las monedas y no me entrega la chocolatina hasta que proceso el asunto a patadas.
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