Algunos gramáticos han llamado la atención sobre el mecanismo por el cuál las oraciones se cierran, son finitas y han afirmado que la gramática debiera producir oraciones infinitas sin cuento, lo cual es imposible en la práctica, y que tal cosa es un postulado teórico de primera importancia. En este blog hemos dado la murga incontables veces con el asunto y hemos de ahorrarnos, en buena consecuencia, los imposibles enlaces. Se deduce que lo que se hace, la idea de lo que se hace, está inevitablemente engranada en la idea de la capacidad de hacer. No hay gramática. Acabáramos.
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