Una verdadera filosofía no es una filosofía verdadera. Una falsa filosofía quizá sea una filosofía falsa y viceversa. Un falso teorema y un teorema falso nos siguen poniendo en problemas. De hecho, un teorema falso no es un teorema. De igual modo, de quien se ha afirmado el descalabro teórico final, su desprestigio por lo genérico de la ley que lleva su nombre, por el vacío de información de que adolecería, se ha podido hablar en perfecto acuerdo con la misma. Como si descubrir que dos cosas son la misma no fuera importante descubrimiento.
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