Nada garantiza
algo. En general, “no veo” es más contundente que “no veo nada”. De paso, no ver puede ser cuestión de carencia de la facultad o de ausencia de condiciones necesarias para ver. Pero “nada” es una especie de cuantificador
in phantasma, que nos dice que puede haber algo en el poroso y platónico universo del discurso, conocida caja.
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