La didáctica es, en principio, ciencia funcional y de tal función son argumentos ciencias y saberes y haceres más o menos organizados: es didáctica de esto o de lo otro y no debe debilitar su argumento -esto es, la ciencia de que es didáctica- por el procedimiento de hacerlo desaparecer. Es razonable que la didáctica se independice a efectos prácticos, de administración y de común denominador, pero lo que suele suceder es que para entonces sus argumentos se han volatilizado. En sintagmas como “didáctica de las matemáticas”, “didáctica de la lengua”, etc. no queda lengua, no quedan matemáticas, quedan eso sí algunas perdices y sus dignísimos admiradores en su isla volante a ras de suelo.
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