Las variedades de español que conocía –concedamos que la mayoría de ellas, o que una mayoría de ellas– coincidían en la reduplicación del artículo determinado en expresiones como “la mayoría de los ciudadanos”, “la mitad de los habitantes” o “la mayor parte de la comida”. Fijémonos en esta última: Difería de “la mayor parte de comida”, semántica y distribucionalmente. Pero el mismo contraste se percibe con las realidades contables. Sin pretender agotar la casuística, citemos “Queda un resto de grasa en el fondo de la olla” frente a “Queda un resto de la grasa en el fondo de lo olla”. O en función de sujeto: “El resto de grasa que queda en el fondo de la olla es comestible” frente a “El resto de la grasa (…) es comestible”. Básicamente, el artículo lejano no ayudaba a identificar la grasa del último caso como una grasa ya conocida y delimitada.
Tomando la parte por el todo, yo sentimentalmente tiendo a echarle la culpa a Tele Cinco. Bien es cierto que parece que la marea indefinidora se ha ido retirado en los ultimísimos tiempos. Quizá sea cosa de los manuales de estilo. O quizá digan éstos lo contrario. Es posible también que haya desarrollado tolerancia. En este país estamos una mayoría de tolerantes aguantando a la exigua minoría de los intolerantes, con artículo porque para el pensamiento correcto siempre han de ser los mismos, perseverantes, un tanto como yo.
Tomando la parte por el todo, yo sentimentalmente tiendo a echarle la culpa a Tele Cinco. Bien es cierto que parece que la marea indefinidora se ha ido retirado en los ultimísimos tiempos. Quizá sea cosa de los manuales de estilo. O quizá digan éstos lo contrario. Es posible también que haya desarrollado tolerancia. En este país estamos una mayoría de tolerantes aguantando a la exigua minoría de los intolerantes, con artículo porque para el pensamiento correcto siempre han de ser los mismos, perseverantes, un tanto como yo.
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