¿Existen lenguajes transpositores en que los mensajes exigen un transporte generalizado y acotado a lo largo de alguna rara dimensión? Lenguajes, no códigos fácil y necesariamente transportables. Donde digo Diego, pero siempre. O tal vez no. El problema de los lenguajes transpositores sería su capricho. Su juego de ventaja.
En cuanto a los lenguajes de especialidad, no hay propiamente casos, aunque cabría sospecharlos en aquellas disciplinas que contornean la vida de todo el mundo: el derecho y la medicina. Sin su lenguaje, los profesionales serían ineficientes y la disciplina (si nomina nescis, ...) desaparecería. Sin embargo, es engañosa la impresión de que se está llamando a objetos que nos resultan familiares de forma articiosa. No se hace referencia sólo a esos objetos conocidos, sino a un entramado de conocimiento organizado en que no entramos.
A mí me gusta más el fenómeno que se produce cuando un profano incurre en los lenguajes especializados. Darse pisto cognitivo se llamaba esa figura. El conocido oficinista que nos explica las peculiaridades constructivas de su chalé o de su máquina de retratar. Ese pasaje de su cantinela nos suena como si una partitura para clarinete se interpretase a la zambomba, con la particularidad de que el buen hombre se ha puesto a soplar por algún extremo insospechado de este último instrumento.
Y es que lo que sucede con los trozos gremiales de discurso que se nos cuelan, por nuestra mala voluntad y fantasmagoría negramente alada, es que son auténticos transposones que afectan al discurso sensato de las inmediaciones. Ahora bien, no por distinguir semejante categoría de dicscurso, deberá el lector pensar que nos atrevemos a valorar la utilidad o procedencia del resto de las palabras..
En cuanto a los lenguajes de especialidad, no hay propiamente casos, aunque cabría sospecharlos en aquellas disciplinas que contornean la vida de todo el mundo: el derecho y la medicina. Sin su lenguaje, los profesionales serían ineficientes y la disciplina (si nomina nescis, ...) desaparecería. Sin embargo, es engañosa la impresión de que se está llamando a objetos que nos resultan familiares de forma articiosa. No se hace referencia sólo a esos objetos conocidos, sino a un entramado de conocimiento organizado en que no entramos.
A mí me gusta más el fenómeno que se produce cuando un profano incurre en los lenguajes especializados. Darse pisto cognitivo se llamaba esa figura. El conocido oficinista que nos explica las peculiaridades constructivas de su chalé o de su máquina de retratar. Ese pasaje de su cantinela nos suena como si una partitura para clarinete se interpretase a la zambomba, con la particularidad de que el buen hombre se ha puesto a soplar por algún extremo insospechado de este último instrumento.
Y es que lo que sucede con los trozos gremiales de discurso que se nos cuelan, por nuestra mala voluntad y fantasmagoría negramente alada, es que son auténticos transposones que afectan al discurso sensato de las inmediaciones. Ahora bien, no por distinguir semejante categoría de dicscurso, deberá el lector pensar que nos atrevemos a valorar la utilidad o procedencia del resto de las palabras..
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