miércoles, mayo 16, 2007

Carencia de argumentos

Los verbos y su plenitud. Se nos muestran siempre con sus poblaciones de argumentos virtuales si no son expresados: “¡come!”, “¡di!”, “¡confiesa!”.
Sin mayor problemas acuden los argumentos que faltan. Nunca faltan, sobran. Y tantas veces en su debido o referido lugar, aunque no siempre, lo que procurará los consabidos equívocos. Obsérvese que nuestros ejemplos han ido por el modo imperativo. Si falta la imaginación, se imponen los argumentos últimos.

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