Me refiero a las que inventan los niños o a las que interesan a los niños. Son lenguas quizá sólo transportadas, a veces más artificiosas. En ocasiones son un mero caos de vocación expresiva o expresionista, cuando ni el que expresa sabe qué puede querer estar expresando; tantas veces en una mímesis intencional de alguna lengua extranjera. O de la lengua extranjera propiamente dicha.
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