La información está tan lejos de tantas de nuestras intuiciones sobre el lenguaje que hay que ser altamente disciplinado para intersectar correctamente los dominios de aquélla y de éste. No será sólo porque información no es conocimiento, relevancia o interés. Será también porque el alfabeto se redefine constantemente. De un instante para otro, una frase se convierte en una simple letra, como si tipográficamente congelada.
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