Las viajeras se musitan a sí mismas algún hastío venial, pero subiendo. Que yo no cante al ritmo del motor: "Sombrero, ay mi sombrero." Prodigios del compás hecho de palabras, así se digan tonterías como jardines colgantes. La canción española, que así se la llama y con igual entusiasmo amigos y enemigos (por sus razones cada uno), ofrece letras bien sonadas que nos hablan de algún planeta muy lejano. Además de todas las lejanías que puedan suponerse, la del subjuntivo, la de la vocal justa, nada ni más corto ni más largo. Pero es una galaxia muy muy lejana, hace mucho, mucho tiempo. De cuando no se comía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario