Postulemos una gramática según la cual algunas palabras contienen secretamente a algunas otras. Así, donde dije digo digo Diego. Cada frase se reescribiría para alcanzar su significado último, su semántica terminal.
De hecho, sucede algo análogo pero con reglas de transformación. Lo que decimos se transforma inmediatamente en otra cosa.
Esa gramática es el mundo.
De hecho, sucede algo análogo pero con reglas de transformación. Lo que decimos se transforma inmediatamente en otra cosa.
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