sábado, noviembre 03, 2007

Between the thighs the little world

Indiferente a la orografía, la sobremesa se extiende en las canciones y en los fregados varios. Una saeta en inglés, who brings me a ladder to climb up the beam, en Méjico se quejan los pintamonas de Cortés y no se quejan de nosotros, los chopos de la ribera los nombres que quiero.
El alcohol canta como el millón de monos escribiendo The Hamlet (a mí Faulkner, al menos en este pueblo que le queremos tanto, siempre me pareció difícil para menos de un billón de monos); ahora vamos por pasodobles que los dedicamos todos a Mario Cabré y a Joaquín Bernardó. Paraflasheando a un autor que solemos citar: ven, alcoholímetro, meneando tus meandros.

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