La definición de la ironía como cita, cita de algún sujeto concreto y conocido o de un sujeto que se finge y cuyos rasgos se dibujan a través de la lectura del discurso irónico como no irónico es económica y útil, un instrumento que sirve para explicar algunos fenómenos, una idea que es tal que algunos fenómenos parecen producirse sólo para ilustrarla.
Nos referimos aquí al efecto que tiene lugar cuando alguien cita un discurso que debiera reconocerse como irónico y que, tomado en cambio como discurso “sincero”, se reproduce a efectos si no irónicos al menos sarcásticos. Como nosotros también escuchamos o leemos, estamos sujetos a no percibir alguna modulación que sitúe las cosas en su debido lugar. En cualquier caso, si sucede que alguien no percibe la ironía en las palabras de otro, el asunto puede delatar mayor o menor torpeza; pero si aquél precisamente quiere recrearse en la ironía, el resultado es de torpeza mayor sin paliativos.
Recomendamos este artículo del profesor Sosa Wagner y nos referimos a la lectura que del mismo hace Joaquín Leguina. Aunque bien pudiera ser que éste hubiera reconocido la ironía en el texto de Sosa y nosotros hubiéramos malinterpretado la intención de los párrafos que lo enmarcan en el del conocido político, demógrafo y novelista. En cualquier caso, parece más adecuada la presentación del artículo de Sosa que se hace, por ejemplo, aquí y aquí.
Nos referimos aquí al efecto que tiene lugar cuando alguien cita un discurso que debiera reconocerse como irónico y que, tomado en cambio como discurso “sincero”, se reproduce a efectos si no irónicos al menos sarcásticos. Como nosotros también escuchamos o leemos, estamos sujetos a no percibir alguna modulación que sitúe las cosas en su debido lugar. En cualquier caso, si sucede que alguien no percibe la ironía en las palabras de otro, el asunto puede delatar mayor o menor torpeza; pero si aquél precisamente quiere recrearse en la ironía, el resultado es de torpeza mayor sin paliativos.
Recomendamos este artículo del profesor Sosa Wagner y nos referimos a la lectura que del mismo hace Joaquín Leguina. Aunque bien pudiera ser que éste hubiera reconocido la ironía en el texto de Sosa y nosotros hubiéramos malinterpretado la intención de los párrafos que lo enmarcan en el del conocido político, demógrafo y novelista. En cualquier caso, parece más adecuada la presentación del artículo de Sosa que se hace, por ejemplo, aquí y aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario