Las dificultades que encuentran el adulto cuando intenta aprender, pongamos por caso, una lengua, se antojarían no tanto resultado de lo arduo que puede ser adquirir una rara sincronía entre acciones elementales, sino de lo imposible que es desacoplar las acciones elementales que se tienen acopladas de una sola y ahora inconveniente manera. O sea, que lo sabido es una serie de limitaciones en la combinatoria disponible provocada por la adquisición antigua de habilidades complejas. Y eso que tenemos sabido ahora no nos sirve. Y no podemos ni nos interesa olvidar. Aunque, quién sabe...
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