Se dice a veces que la literatura sólo se comprende si sabemos algo de la época o la sociedad en que -seamos impersonales- se produjo. En otras ocasiones, se pretende conocer esa sociedad o algo tan insustancial como la psicología del autor a través de esa misma literatura.
Sucede que aunque podamos absolver un circularismo en absoluto vicioso, no es fácil hacer lo que se promete: porque lo usual es descubrir en la obra literaria lo que sabemos de otra fuente y esperar que la retórica oculte el corroborantismo improcedente, y esto en los dos sentidos que tiene la frase.
Por eso, la virtud y la verdad del formalismo es la de pararles los pies a todas las sociologías y a todas las psicologías, porque, a estas alturas, en las clases de literatura la revolución y la política son sentimentalismo o cosas todavía peores.
Sucede que aunque podamos absolver un circularismo en absoluto vicioso, no es fácil hacer lo que se promete: porque lo usual es descubrir en la obra literaria lo que sabemos de otra fuente y esperar que la retórica oculte el corroborantismo improcedente, y esto en los dos sentidos que tiene la frase.
Por eso, la virtud y la verdad del formalismo es la de pararles los pies a todas las sociologías y a todas las psicologías, porque, a estas alturas, en las clases de literatura la revolución y la política son sentimentalismo o cosas todavía peores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario