Nosotros ya vemos todas las analogías como identidades o como curiosas absorciones, así que todas son falsas. La analogía se ha convertido en un género desacreditado, pues o se entiende que la proporción no es informativa o se entiende que dos sustancias son una y la misma, valga la sinalefa.
Es posible también que el género se haya asimilado -por analogía o por ejemplo- al de la parábola evangélica y sus alegorías campesinas. Lo que hay de razonable en todo esto es que los analogados, como los extremeños, se tocan y esto es algo que no se ve claro en la analogía de proporcionalidad, que en estos tiempos se toma como la analogía por antonomasia, lo cual es evidentemente mucho tomar.
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