La niña lleva la caja nueva de pinturas y el niño le pregunta:
- ¿Tienes color carne?
Los niños luchan por evitar pintar los rostros y las piernas de color naranja o de color rosa, no digamos de amarillo. Pero la relación entre nombres y colores es de una intimidad que rebasa ampliamente las posibilidades de la semántica estructural y de cualquier otra semántica. Porque un color es sólo mostrable y así ya no queda mucho más que decir.
- ¿Tienes color carne?
Los niños luchan por evitar pintar los rostros y las piernas de color naranja o de color rosa, no digamos de amarillo. Pero la relación entre nombres y colores es de una intimidad que rebasa ampliamente las posibilidades de la semántica estructural y de cualquier otra semántica. Porque un color es sólo mostrable y así ya no queda mucho más que decir.
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