jueves, marzo 16, 2006

Paralogismum ornithologicum I

Términos y palabras que tienen mala distribución. Que se han de predicar de los individuos, de todos, de un grupo o clase, pero que funcionan mal por una u otra razón, que no se distribuyen bien, que dijera tal vez Auguste Dupin.
Naturalmente, dejaremos aquéllos que se refieran a colectivos (ejercito, policía) al menos en alguna de sus acepciones, a materias más o menos continuas (hierro, madera, cebada). ¿Habríamos de fijarnos más bien en entidades lo suficientemente complejas (batalla, epidemia, revolución) como para rehuir las dificultades que su consideración como individuos procuraría? ¿O nos refugiaríamos en teorías que nos enfrentan a entidades de problemática individuación en su caso (fotón, electrón)? La respuesta habrá de ser no (1), aunque el término se vea contaminado por lo que sucede con la cosa a la que designa. Lo mismo habrá de concluirse de la realidades que, por una u otra razón, presenten algún complicado matiz fenomenológico, o a propósito de situaciones en que una descripción individual (oficial de guardia) sea función de algún parámetro (aportan su propio contexto oblicuo, como de hecho lo hacen todos los nombres comunes). Véase que el tiempo (atmosférico), el astro (“no está el astro muy tranquilo”) son casos similares. Una voz como novedad se ve sujeta a similares condicionantes. Nótese que no se trata de que en el discurso no se individualice la novedad de la que se está hablando. Sucede que esa novedad se reparte entre un conjunto de entidades y fenómenos que participan de la misma en distintos grados.
Más bien, hemos de pensar en términos como descontento, poder, solidaridad y solidario. El caso de solidaridad y de solidario es interesante por sus implicaciones ideológicas. Siendo solidario adjetivo que es semánticamente relacional, biádico, n-ádico y hasta simétrico oímos predicarlo (y se lo solemos oír a predicadores) de un solo individuo.
Como apuntamos más arriba, lo que parece que tenemos son casos de mala distribución, y esto puede suceder de muchas maneras. Porque la clase en que se ha de distribuir efectivamente no es la nombrada. Porque la distribución no alcanza razonablemente a todos los elementos de dicha clase, porque lo que tenemos son relaciones esencialmente asimétricas o antisimétricas (poder) o por muchas otras razones. Sabemos que no siempre podemos delimitar límpidamente un uso inmaculadamente distributivo ("la policía lleva gorra de plato") de atributivo ("el presupuesto de la policía está en el capítulo 2 de los presupuestos generales").
Notemos de paso que el cardinal de un conjunto se predica atributivamente de éste, de lo que no se sigue que se predique de alguno de sus elementos o partes. De ahí que con las bandadas de pájaros, finitas por lo general, uno no cometa ningún error categorial si aventura de cuántos pájaros constan. Otra cosa es que lo que dice sea cierto. Suponer que hay un número concreto de pájaros no nos lleva a pensar que exista una representación de ese número en algún sitio.
La mala distribución sería la prueba de que la teoría de cuantificadores generalizados tiene sus límites (2). No nos dice mucho de Dios.
Prometemos continuar con el análisis de los casos de necesaria mala distribución, aunque la mala distribución esté bien distribuida entre todos esos casos.
(1) Se nos disculpará no ser en este momento exhaustivos en la clasificación; somos malos distribuidores. La razón para este "no" no excluye incluir estos casos en la perspectiva de la que hablamos más adelante.
(2) Asimila todas las clases o todos a conjuntos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

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