La verdad de un relato habita un territorio bamboleante y complejo, enclave o exclave, pero nunca lo ha de habitar poéticamente, que nadie sabe qué coño es eso.
La verdad de un relato es un residuo sólido y, a veces, despreciable y a veces, lo que es peor, resistente a todo análisis. Esa verdad es sólo el tiempo que nos ha hecho perder tal análisis, llevado a cabo con voluntad o desganadamente.
Ese tiempo es una verdad como un grano de mostaza o, más bien, como un grano de mostacilla o como un perdigonazo en salva (en salvas) sea la parte.
Abilio Boronat, Heidegger para vascofranceses, Ediciones Aitalur, Donostia, 1989.
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