Suponemos que lo que oímos nos proporciona la menor información posible, y eso para obtener la mejor (la mayor) información posible. Interpretaríamos lo oído -sería una manera de escuchar- o lo leído de acuerdo con tal estrategia. Seguramente somos máquinas que aplican un acercamiento bastante diferente: nos fijamos en una parte de lo que se nos dice y la interpretamos porque y tal como ya lo habíamos hecho antes. Si es posible, ni nos fijamos en el resto de las palabras. O lo que sean.
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