Con la edad les vemos perder la competencia en su segunda lengua o aparecen extrañas interferencias no perfectamente diagnosticables.
Por la edad (o no, dada la perfecta correlación entre su edad y la del mundo y la del precio del periódico), nuestro amigo catalán muestra un castellano errático en el que nunca incurrió. ¿O somos nosotros los que hemos desarrollado una hiperestesia reductiva con inflexiones de la paranoia?
Tenemos el ejemplo vagamente análogo de portavoces como la infinitesimalmente añorada (en ese papel) Rosa Conde: la torpeza oratoria como supremo recurso, barricada perfecta.
Por la edad (o no, dada la perfecta correlación entre su edad y la del mundo y la del precio del periódico), nuestro amigo catalán muestra un castellano errático en el que nunca incurrió. ¿O somos nosotros los que hemos desarrollado una hiperestesia reductiva con inflexiones de la paranoia?
Tenemos el ejemplo vagamente análogo de portavoces como la infinitesimalmente añorada (en ese papel) Rosa Conde: la torpeza oratoria como supremo recurso, barricada perfecta.
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