domingo, diciembre 31, 2006

Coordenadas topocéntricas

Cuando la retórica quiere explicarlo todo, se producen toda clase de efectos paranormales, entre los que no son despreciables los que se sitúan en el ámbito de la lingüística cognitiva. Las estructuras gramaticales se describen de acuerdo con las que llamaremos, para mayor ambigüedad, coordenadas topocéntricas. Pero como los auténticos tópoi deben ser no muchos, cada poco se producen furiosas podas en el barroco espacio que va floreciendo según crece la gramática y otros fenómenos.
La complejidad sufre, en consecuencia, un achique de espacios. Las alfombras se ondulan con abultamientos sospechosos que invitan a una inspección furtiva y desalentadora.

sábado, diciembre 30, 2006

Significado

El significado es lo más barato del mundo. Comparte la distributividad cartesiana del sentido común. Lo que no abunda es lo significante. Lo significativo.
Como esto ha dismuido a escalas aforísticas, hay quien lo verá cargado de significado, como cargado de razón.

viernes, diciembre 29, 2006

Irreverso

Se trata de componer una estructura desde la que no se pueda volver atrás (por la pérdida de información, pero tal vez no sólo), una estructura que impida la realización de otras operaciones y permita sólo las debidas.
Naturalmente, estas facultades no son inmunes u opacas (tal es la esperanza del académico, del dígase científico) a la investigación, y pretender desentrañarlas es simultánea intención a la de formular la hipótesis.
La ventaja de la irreversibilidad es que es un gran criterio: Elige sólo aquello que no tenga vuelta atrás en su operación, como los ascensores cuyos técnicos descansan los fines de semana. ¿Puede este principio resumir a otros? To be stretched.

jueves, diciembre 28, 2006

Irreversibilidad según las piezas

Las operaciones humanas no son conmutativas en general: Abro la puerta, giro el pomo, salgo, cierro la puerta. No abro la puerta, salgo, cierro la puerta, giro el pomo (que quedó dentro); por no hablar del orden de abrir y cerrar y entrar y salir. Además, según se entre o se salga, las otras dos operaciones pueden conmutar o no. Nótese que la conmutación no tiene por qué referirse únicamente a un resultado diferente, sino incluso a la posibilidad de la operación (en aprticular, si se mantiene la identidad dela gente, algo que se abstrae en los contextos matemáticos), aunque nos abstenemos de afinar (Piense el lector en la operación que consiste en sumar 50 a 100 para luego restar 125 en los números naturales; tenemos aquí un contexto del segundo tipo de conmutatividad del que hablamos).
Nuestro mundo está hecho de trinquetes sin marcha atrás. Reversibilidad e irreversibilidad dependen de las composiciones posibles de las piezas elementales de la teoría que manejemos. O de cómo desatornillemos o disgreguemos el pomo o la puera para hacer lo imposible, que viene a querer decir lo mismo.
En el lenguaje tenemos mecanismos operatorios que se mueven en un sólo sentido. Es decir, realizada la operación A no se puede hacer la operación B. Si hacemos de la irreversibilidad de este tipo el elemento fundamental de las operaciones ocultas del lenguajes, podríamos pensar también que, entre ellas, las más existosas serían las que eliminasen la mayor cantidad posible de información operativa a cada paso, aquella información que afectase a las operaciones, no la transmitida fonética o semánticamente sin más. Un minimalismo basado en las virtudes adaptativas de la irreversibilidad. To be continued.

miércoles, diciembre 27, 2006

Aprendetegui

Los nudos. Sin embargo, cuando aprendemos algo, lo aprendemos por pasos como un autómata finito. El salto a otra cosa es interesante y es una de las maravillas que depara el aprendizaje de cosas raras, especialmente ya talludos. Cobra sentido una realidad que no se describe ya con un autómata finito, sino que nos recuerda en su expansión a las palmeras de los fuegos artificiales.
La tesis de Chomsky al respecto es que salimos sabiendo el lenguaje y no necesitamos, como quizá el adulto que aprende contumaz alguna lengua obstinada, de la fase del pasito a pasito en el sentido del lenguaje regular.
Por tanto, si se habla de nudos, hay que precisar que una cosa es la clase de la gramática que describe o genera -sin que pueda hacerlo una de categoría inferior- las estructuras que fabricamos o desenredamos y otra que esa gramática la tengamos disponible. Aunque para tenerla disponible ab ovo, hay que tenerla primero. Filogenéticamente también, pero es difícil hacer pasar a los fósiles y a las reliquias un test de Turing.

martes, diciembre 26, 2006

Raíces nudosas

Los nudos de los que hablan Uriagereka y Camps nos hacen pensar en Alejandro y su operación, no sintáctica y sí paratáctica o joristáctica. Pero así unía Europa y Asia o lo parecía.
El lector inadvertido puede, por un momento, pensar que los diagramas que ilustran el artículo son, en lugar de nudos - lo que se dice nudos-, árboles sintácticos sometidos a alguna prodigiosa convolución, que los descentrase, pero que nos descubriese empero alguna misteriosa operación secreta del sistema computacional.

lunes, diciembre 25, 2006

Sistemas de numeración. Sistemas fonológicos

El lector puede acudir a "El idioma analítico de John Wilkins" (Otras Inquisiciones) para no difícilmente averiguar de qué estamos hablando. Mostramos, pues, un ejemplar de la obra borgiana que acabamos de sacar de una bolsa o saco.
Borges insiste en la rigidez e inadecuación (su carácter caprichoso o delirante) de la ontología (una taxonomía de aspecto porfiriano) que sustenta o que se identifica con el idioma de Wilkins. Interesantemente, sugeriría también que a la empresa del obispo de Chester (Wilkins en alguna lengua analítica) no le dejaba de convenir la utilización de números en lugar de letras para su lengua, el más sencillo de ellos siendo el leibiniciano binario al que tan acostumbrados estamos en nuestros días y en nuestros reality bits. Menciona Borges a Descartes como autor de la observación de que precisamente con un sistema de numeración adecuado, podemos en un día aprender a representar todas las cantidades enteras. Descartes se refería al decimal. Humanamente nos cuesta trabajo manejarnos con el binario, como nos costaría con el sexagesimal. Podemos, no obstante, apuntar que habría de plantearse aquí la distinción entre una capacidad potencial y otra actual, pues aunque no se puede representar actualmente el infinito con un sistema de numeración, tampoco podemos actualmente representar cualquier cantidad arbitrariamente grande sin que nos muramos antes o, alternativamente, aprendamos otras formas de representación.
Esto nos lleva a nuestra conclusión por una vía real: no se trata sólo de que las lenguas a la Wilkins paguen un precio demasiado alto a la ontología que las ve nacer o que las nutre como un diccionario de piedra. No se trata sólo de que las palabras se obtengan según una combinatoria que no pueda recoger una infinidad numerable pero organizada lexicográficamente. No se trata de matices. No se trata de sólo la gramática y su especificación formal. Se trata de que no podríamos aprender esa lengua.
Si nos contentamos con pensar que todo lo que puede registrarse forma un conjunto numerable y, en el mejor de los casos, nos las arreglamos para que las oraciones más cortas sean las más probables, las habrá -y muy largas- que correspondan a hechos de probabilidad tan pequeña como se quiera o necesite. Pero deberíamos aprenderlas porque el idioma a lo Wilkins no permitiría un enunciado como "ha sucedido el único hecho del universo con probabilidad igual a 1 partido por 10 elevado a cincuenta mil millones". Naturalmente, no podríamos asignar estas probabilidades, pero es igual porque tampoco podríamos decirlo nunca.
El mero español, el besugo samoyedo funcionan porque se despegan de cualquier ontología y porque no tenemos ninguna que actualmente nos importe demasiado. Observe, por cierto, el lector, que en la presentación de Borges, la ontología de Wilkins clasifica pero no tiene axiomas. No es la aritmética, pongamos por modelo. Esto tiene que ver con la aparición de modelos numerables, difícilmente accesible a través de la mera taxonomía.
De todas maneras, las lenguas humanas cuentan con una ventaja fundamental. Lo que se dice con ellas no significa absolutamente nada. O quizá, le falte algo todavía para llegar a no significar nada. Pero yo no voy a seguir escribiendo.

domingo, diciembre 24, 2006

Palabras completas

El factor aglutinante presente en términos como malqueda o correveidile. Más armónicos que cuando se trata de un verbo y su objeto directo, marginales pero con un prestigio inafectado. Nótese como el sujeto -el agente- no aparece tampoco, al igual que sucede en las expresiones idiomáticas canónicas. Así, se les reserva una fuerza predicativa más católica que comunista, que diría José Ortega.

sábado, diciembre 23, 2006

Sedimentos

En lugar de los niveles de descripcción habituales con su presentación imginaria y vertical, sedimentos. La facultad del lenguaje como mecanismo de desposiciones, término que no olvida el aspecto semántico-conceptual de la mayoría de los objetos lingüísticos de extensión oracional o supraoracional. Sobre cada sedimento -singularizado por un ligero ictus oculi del alma- se seguirían construyendo niveles y cuando hablamos oímos el suelo pelado o la roca madre de algún teorema estimable. Hablamos para cortar de vez en cuando el proceso sedimentario, como el que publicaba libros para dejar de hacer correcciones a lo escrito.

viernes, diciembre 22, 2006

Lotería de las palabras

Optamos por unas o por otras de las que hallamos a nuestro alcance. Las compramos por lo mismo que los décimos de la Nacional: por envidia, por temor a la futura memoria y por la paranoia directa de la numerología de provincias, de la Puerta del Sol, de la Gran Vía o del Pirineo. Generalmente, no nos llevamos ni lo puesto. Ni lo puesto nos llevamos de nuestros trabajosos y negligibles endecasílabos. Aunque acaben en -ado, o en -uta.

jueves, diciembre 21, 2006

Copias

El lenguaje se ve atravesado por réplicas a todas las escalas, pues consiste en estructuras que han de repetirse o construirse sobre otras estructuras cuyo inventario finito (in both senses) nos capacita para la sencilla reproducción.
La sencilla reproducción es procedimiento al alcance de casi todos y afecta al lenguaje escrito no sólo por lo que hace al género del discurso. También alcanza al marco que se le propone (tipografía, maqueta, quiosco). Es decir, la potencia del lenguaje, eso que se llama en algunos mentideros su creatividad, facilita el plagio o el simulacro. El plagio es reproducir no la palabra y sí todo el libro. A veces, adopta la forma de lucha ecológica con ventaja. Erige espejos. Pero generalmente mal.

miércoles, diciembre 20, 2006

Parodia

Todo ahogado en parodia como un sistemas de coordenadas en que no pudiérase ya situar al hablante, ubicuo en todos los demás discursos habidos.
O extender esa sospecha hacia todos los discursos: el que habla es un fingidor, etc., etc. O la verdad es una ficción que finge ser verdad cuando es verdadera. La verdad como ficción más excelente. No en el sentido de superlativa fantasía, dígase que rocambolesco despropósito. Sino como una posibilidad de que la verdad se remate como se remata una torre. Por el único camino, sin esperanza. Desde la decepción.

martes, diciembre 19, 2006

Redes inalámbricas

Tiempo sin atravesar el éter y otras esencias tan rígidas como imposibles, sin percatarme de la singularidad retórica de tan consuetudinarias expresión y realidad. Las redes inalámbricas, al implicar la materia sutil de las ondas hertzianas, se aproximan a la metáfora de la red en sociología y otras disciplinas que nos recuerdan a la gelatina. Propondríamos que no hay otra red que ésa. Que no hay otra cosa que esa red. Incluso nos decantaríamos por el misticismo obsesivo de lo digital frente a lo analógico, que a algunos es lo que les parece más místico, pero sólo según qué días.

lunes, diciembre 18, 2006

Categoría vacía

La voz. La voz llena. Las categorías vacías como manos invisibles que han de ser propiamente regidas. Por hacer algo, podemos convertir a Chomsky, de anarquista, en economista liberal, dentro de un orden.
O podíamos, ya puestos, extender la sospecha y sus saturadas sombras sobre nuestra palabras, sobre nuestros flatos, como para manchar de harina las inaudibles categorías vacías, no las previstas por la teoría, sino otras aún más ocultas, que no determinan la sintaxis, sino lo que creemos pensar, cámara oscura o somnolienta.

domingo, diciembre 17, 2006

Ambigüedad circunstancial

O adverbial: -¿Por qué vienes? -¿Me preguntas por la causa de mi venida o por el objeto que voy a transportar de tu allí para mi aquí de antes?. Esta ambigüedad se ha celebrado en chistes antiguos y con calambur: -Buenas, soy paraguayo y vengo para pedir la mano de su hija. Sorteando la sinécdoque, observo que no dejo el verbo venir. Por otro lado, la causa se metamorfiza (en una cierta sinécdoque conceptual o categorial: quid? quomodo? pou? agapimú?) en otra serie rapsódica de circunstancias: las que no acabaron de domeñar ni Aristóteles ni Kant ni el Scattergories.

sábado, diciembre 16, 2006

Mora

El prestigio de lo que no estamos acostumbrados a distinguir. De lo que no suena o no nos suena. La mora y la música lejana de misteriosas teorías prosódicas. Un haiku sutil con el cierre de las sílabas. La música de las moras que tal vez se asome en octosílabos suaves como un martinete borrado en la garganta.

viernes, diciembre 15, 2006

Hacerse anárquicas lenguas

En el principio era el verbo: Imaginemos, no obstante, que lo primero de todo fue el adjetivo, categoría tan distinta en su lógica que en su -así digamos- implementación gramatical según las lenguas.
Supongamos, pues, que primero fue el adjetivo lógico. ¿Cómo surgió el primer pronombre, esto es, la primera constante individual o la primera variable? Supogamos que primero fue el adjetivo calificativo al estilo de nuestras gramáticas. A esos arquetipos les sucedería lo que a los objetos en la programación, que una vez definidos hay que crearlos. Pero se supone que lo primero era lo primero de lo habiente, de lo creado por así seguir diciéndolo. Da la impresión de que a ese universo de cualidades le faltaría impulso y contundecia. Es difícil imaginar un adjetivo que pueda utilizarse como interjección. En el principio fue, pues, un ¡caray! o hasta un ¡cáspita!, o un "!". O, como esto no es tampoco muy convincente, igual lo que no hubo es principio.

jueves, diciembre 14, 2006

Máxima entropía

Suponemos que lo que oímos nos proporciona la menor información posible, y eso para obtener la mejor (la mayor) información posible. Interpretaríamos lo oído -sería una manera de escuchar- o lo leído de acuerdo con tal estrategia. Seguramente somos máquinas que aplican un acercamiento bastante diferente: nos fijamos en una parte de lo que se nos dice y la interpretamos porque y tal como ya lo habíamos hecho antes. Si es posible, ni nos fijamos en el resto de las palabras. O lo que sean.

miércoles, diciembre 13, 2006

Divinas palabras

Es razonable pensar que la distribución de la longitud de las palabras se halle desplazada hacia la derecha cuando se consideran las palabras del diccionario frente a cuando se consideran las palabras en los textos: en otras palabras, las palabras más cortas son más frecuentes.
Otra cuestión es si los textos especializados están más a la derecha de lo que debieran. Suponemos que el reflejo estadístico más básico de la pedantería irá por ese lado. O no necesariamente, pero a una pedantería digamos conceptual expresada en palabras simples algún mérito habrá de reconocérsele.

martes, diciembre 12, 2006

Grafo

Las redes de las palabras y sus improbables islas, pero es seguro que en el mapa nos quedan masas rocosas volando por los aires, sus amarras más bien débiles.
Por lo que se refiere a las terminologías, las relaciones que mecánicamente han de heredar los términos de los conceptos de las teorías probablemente acaben siempre por manifestar alguna querencia hacia terrenos de mayor fantasía: Por procedimientos distintos. Cuando el crecimiento de la terminología está pautado, será por el exceso. Así, en la química orgánica cuando un nuevo nombre es un prodigio de longitud y detalles, dando la apariencia de una partitura que alterna ligaturas y staccati. Como la longitud mínima de las palabras es 1 letra, a los nuevos términos no les queda sino crecer: o en un número palabras (como en la informática) o en letras de la palabra: la química orgánica.
La química orgánica nos ilustrará también sobre el procedimiento contrario. Cuando aparece algo nuevo, suele triunfar un nombre que nos remite a otros ámbitos: fullereno, que a su vez puede crecer -por el imperativo de la especificidad- con Cs, subíndices, guiones y todo el arsenal de la IUPAC.

lunes, diciembre 11, 2006

Específico

Con las oraciones de relativo es de esperar que suceda lo que con los adjetivos. Tomamos un caso de Ángel Viñas:
Esto tuvo consecuencias, hasta ahora no destacadas en la literatura
Apareciendo como aparece esta frase en una nota al pie, es muy posible que el lector la lea descuidadamente, como si leyera:
Esto tuvo consecuencias hasta ahora no destacadas en la literatura
Pocas cosas más distintas. En efecto, con su coma el historiador da por delimitadas (sin perjuicio de que hayan de concretarse) tales consecuencias. Sin la coma, no se excluye que algunas consecuencias sí hubieran sido destacadas en eso que se llama la literatura.
Aparte de lo dicho -tan sabido-, y más importantemente, la coma de Viñas es un jalón poderoso en la polémica, subraya, fortalece las consecuencias de esto de poderosísima manera: Casi como si dijera que, de importantes, no hace falta ni recordarlas pues el lector industrioso podrá establecer cuáles son éstas y de qué modo merecen ser destacadas e incluso por qué no lo han sido previamente.

domingo, diciembre 10, 2006

El epíteto

Nuevas llaves en lugar de llaves nuevas: "Las nuevas llaves se pueden recoger en...". El adjetivo nuevo es peculiar (nuevo, grande, bueno, ...), pero, si colocado delante, antepuesto, hipostatiza.
Es como decir que, dado un conjunto, cualquier operación que preserve su extensión crea una totalidad atributiva, una que ha incorporado la información léxica del adjetivo. Ya sea una individual (el valiente caballero), ya sea una colectiva (la tabla redonda o la cuadrilla que iba cabalgando por esos mundos, cuando el mundo era ancho en sentido lato).

sábado, diciembre 09, 2006

Desviación al epíteto

¿Se observa cada vez más frecuentemente el desplazamiento del adjetivo a la izquierda del sustantivo? ¿O, incluso, alguna marca sutil que convierte en epítetos los que debieran ser especificativos y así, de seleccionar la referencia pasan a subrayar su ejemplar más representativo?
Epíteto más sustantivo cosifica o presupone una totalidad de estructura dudosa salvo por la ideología. El cognitivista diría que sólo recuerda el prototipo de la clase. Epíteto más sustantivo hace sustantivo. Y eso invita a la metafísica.

viernes, diciembre 08, 2006

Vejez de la lengua (subjetiva)

Con la edad les vemos perder la competencia en su segunda lengua o aparecen extrañas interferencias no perfectamente diagnosticables.
Por la edad (o no, dada la perfecta correlación entre su edad y la del mundo y la del precio del periódico), nuestro amigo catalán muestra un castellano errático en el que nunca incurrió. ¿O somos nosotros los que hemos desarrollado una hiperestesia reductiva con inflexiones de la paranoia?
Tenemos el ejemplo vagamente análogo de portavoces como la infinitesimalmente añorada (en ese papel) Rosa Conde: la torpeza oratoria como supremo recurso, barricada perfecta.

jueves, diciembre 07, 2006

Histoire, récit, narration

La verdad de un relato habita un territorio bamboleante y complejo, enclave o exclave, pero nunca lo ha de habitar poéticamente, que nadie sabe qué coño es eso.
La verdad de un relato es un residuo sólido y, a veces, despreciable y a veces, lo que es peor, resistente a todo análisis. Esa verdad es sólo el tiempo que nos ha hecho perder tal análisis, llevado a cabo con voluntad o desganadamente.
Ese tiempo es una verdad como un grano de mostaza o, más bien, como un grano de mostacilla o como un perdigonazo en salva (en salvas) sea la parte.
Abilio Boronat, Heidegger para vascofranceses, Ediciones Aitalur, Donostia, 1989.

miércoles, diciembre 06, 2006

Constitución

Un reconocido ejemplo de la presencia del sujeto de la enunciación. La constitución no constituye. Una realidad previa se constituye o hasta se conforma.
Por lo demás, lo que se dice no son enunciados de hecho, sino con voluntad asintótica. Pero lo que enuncia es síntoma también del sujeto. Y lo es lo que desenuncia.
Quizá el sujeto se compromete tanto con lo que enuncia, que el aflojamiento de los enunciados previos le quebranta irremediablemente. Como si se hubiera signado en un espejismo.

martes, diciembre 05, 2006

Mucha ilustración

En El correo, el catedrático y académico de la vasca, Henrike Knörr reclama (Euskera y elegancia) la mayor elegancia del el euskera, caracterizado por tal pero -al parecer y, por ello, también la echa de menos- más bien en su pasado.
Pues comienza con el pretérito perfecto su discurso sobre la elegancia, "[e]legancia que ha sido norma general en nuestra literatura, y en todo el pueblo, independientemente del dinero o el poder de cada cual. Norma general y ejemplo a seguir. Certeramente dijo Kirikiño (1866-1929) que el euskara debía llevar sombrero."
Inmediatamente, añade Knörr que "[e]sta elegancia es la que nuestra lengua necesita." O sea -según indicamos-, que la ha perdido, o no la tiene toda, si bien parece ser que lo que verdaderamente necesita es la necesidad misma: "A menudo se habla de que el euskara debe ser obligatorio. Yo preferiría que fuera necesario. Y necesario para vivir y sentirse persona humana en este país, y allí donde haya gente vasca." Tras otros raciocinios, concluye nuestro autor con unas consideraciones sobre la que sería más pureza que elegancia:

Poesía, elegancia. Y mucho trabajo individual y colectivo. El euskara no puede ser euskañol ni franvasco. Estemos abiertos a todos, pero cuidando nuestra riqueza. Ya ha empezado, por ejemplo, esa idiota tormenta de Zorionak por todas partes. Pero Zorionak es un castellanismo como una catedral, traducción servil de 'Felicidades'. ¿Basta! Felicitémonos en los próximos días navideños con 'eguberri on'. En los cumpleaños digamos 'urte askotako' o 'anitz urtez'. Y si alguien merece nuestro elogio, digamos 'bejondeizula' o 'goresmenak'. A cada lengua lo suyo. Con elegancia. Con respeto.

La norma como fantasma y fantasma de nosotros solos. No extraña el desvelo de un filólogo por la preservación de una norma que no discutiremos, y nos causa admiración (no diremos de qué clase) que se plantee tan titanesca tarea, situado el vasco como está entre lenguas fagocitadoras. Tarea facilitada, eso sí, por su más bien burdo cambiazo de lo que, en términos kantianos, debía ser reino de la libertad por reino de la necesidad: O esukera o simio, se diría que es la ensoñación de Knörr. Ensoñación sin la cual, la elegancia por la que suspira se nos antojaría sólo tenuemente provinciana, isidril, pero que no pude dejar de sonarnos a otros ecos que, sin duda, estarán muy distantes de los espejos donde quiere mirar tan ilustre lingüista el futuro de la lengua vasca.

lunes, diciembre 04, 2006

Armonía

El lenguaje añade a su plano horizontal, alguna consideración vertical y simultánea que se une a la melodía sintagmática. Pero esa armonía del eje paradigmático será sobre todo de carácter semántico: donde digo digo, digo unas cuantas otras cosas. Pero los significados consuenan o disuenan según difíciles leyes que tienen que ver con todo lo demás que ya se ha dicho o que está por decir o que se dirá: la disonancia semántica es redimible.
Pero esa ha sido precisamente la suerte de muchas artes en la época contemporánea: redimirse por las comillas, hacer que la contradicción se anule en la cita, que ni la arquitectura se sujete a la gravedad. Que eso suceda incluso cuando las comillas aparecen citadas.

domingo, diciembre 03, 2006

Firma

La firma es el mensaje. O el mensaje es la firma. Hemos asistido últimamente a acciones firmadas, puede que con firma falsa, pero firma al fin y de rúbrica subrayada. Véase el caso del polonio 210. Lo de menos es matar a alguien o que alguien muera. El protagonista es el instrumento. Hablamos de la primera categoría: puñal, veneno, corbata colombiana o paraguas búlgaro.
Como el sujeto de la enunciación, el sujeto asesinador. Pero siempre apuntando a lo magno o a la magnificación. Para dificultar el facilitado ex ungue. Aut leonem aut felem.

sábado, diciembre 02, 2006

Lonely words

O palabras también endógamas y de difícil o reducida vida social. Palabras que se ven siempre con las mismas pocas palabras, palabras de reducido mundo social. Pero quizá anhelen una semántica aventurera. Algunas de estas palabras relativamente solitarias son propias de la gastronomía. Échenle la culpa al cocinero.

viernes, diciembre 01, 2006

Diseño de experimentos

Cuando se trata de una intuición más profunda y no sabemos qué clase de engaño es ése, entonces qué nos queda. Experimentar con algo así como nada. Como que no se puede explicar a los sujetos lo que deben hacer, que ningún rasgo distingue un resultado de otro.
Se trata de lo indistinguible plural, a lo que, por si acaso se le acaba por dar una respuesta a lo del apartado anterior, conviene -pese a todo- darle cierto cuartelillo, como si la navaja la tuviésemos afilando. Frente a la navaja de Ockham, la rosa de Coleridge, que estaba en nuestra mano; si no cortando, pinchando por lo menos.