La brevedad que define la lírica acompaña algunos dietarios, de modo que éstos adquieren una consistencia y un estado de ánimo que será sólo del lector, porque éste es el último propietario, pero que es tan lírico y tan pasajero como los poemas o esos recuerdos fugaces que ni se nos hacen conscientes, o que vienen del lector. Habría que desarrollar esta idea, pero no será cuestión de alargar esta nota.
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