lunes, marzo 19, 2007

Elementos no marcados

La distinción, tan central en lingüística, entre el término marcado y el término no marcado de una oposición binaria es lo suficientemente pregnante como para alcanzar dominios insospechados y, de forma a veces un tanto pedante, se constituye en un tópico más o menos disfrazado que nutre las páginas de los argumentarios.
Así, un malentendido -y una auténtica contradicción insuperable- se achacará a que las dos partes implicadas han marcado las dos posiciones, las que una y otra sostienen, de modo contrapuesto. Esto es relativamente habitual en el folklore sobre las diversas y respectivas actitudes y aptitudes de hombres y mujeres. Se diría que tal expediente sirve bieninencionadamente al propósito de aflojar las tensiones, de suavizar la oposición, o de diluir el conflicto aunque sea un poquito.
Es interesante, por tanto, escarbar un poco en el mecanismo retórico y lógico puesto en marcha. Cuando se dice "lo que sucede es que los dos sabemos que hay dos posibilidades, A y B, y que si nada se advierte ni se aclara otra cosa, tú optas por A y yo por B", podría suceder que realmente se estuviera diciendo: "Tienes a la opción B tan mal definida, que todo el mundo, y tú también, creería que has optado por A, lo cual es imposible a todas luces o un error."
De lo que se sigue que la parte contratante de la primera parte sólo puede perserverar en su ser. Lo mismo que la segunda parte, que es, para ella misma, nada menos que la primera parte.

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