El valor sintáctico de los silencios es inseparable de las inflexiones de tono que los acompañan, antes y después. A veces cumplen funciones también realizadas por el orden de palabras, asuntos todos ellos bien conocidos. El silencio denota segundas o terceras intenciones que pueden quedar indeterminadas, pero que son tremendamente pregnantes en su paradójica enunciación, la del silencio.
1 comentario:
O sea, silencio = f(antes, despues), dónde f es una función dependiente de dos parámetros: el antes y el despues.
No sé si me-se-entiende :-)
A mi no me gusta el silencio, no tengo paciencia.
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