Esto es un relato verídico: Comienza el día a merced de un ritornello ya sabido. El de la inanidad de los formalismos y, sobre todo, la de los formalismos pretenciosos y escasamente formales de según qué disciplinas. Tras otras aventuras, la mañana le lleva a afear a sus colegas las inconsistencias del formalismo que utilizan.
Emplea la tarde en borrar las contundentes, casi redundantes, las más que tautológicas huellas de la incoherencia.
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