"En el fútbol es una gran ventaja marcar primero. Nosotros marcamos primero y hemos sabido aprovechar esa ventaja". El partido había acabado dos a cero, y es venialmente chirriante decir del único que marcó, que marcó primero.
También hay un chirrido en cuanto a la consideración general. Si el otro marca y empata el partido, la ventaja desaparece. Los escépticos concluirán que la ventaja es la simple ventaja de marcar. Sin embargo, sigue pareciendo cierto (la certeza parece: es el fenómeno interno valga la contradicción) que marcar primero es una ventaja, peor que la expresión lingüística de esta ventaja es empresa condenada a la insatisfacción. O negamos la ventaja, o negamos el lenguaje. O las dos cosas, la que puede ser la opción más juiciosa.
También hay un chirrido en cuanto a la consideración general. Si el otro marca y empata el partido, la ventaja desaparece. Los escépticos concluirán que la ventaja es la simple ventaja de marcar. Sin embargo, sigue pareciendo cierto (la certeza parece: es el fenómeno interno valga la contradicción) que marcar primero es una ventaja, peor que la expresión lingüística de esta ventaja es empresa condenada a la insatisfacción. O negamos la ventaja, o negamos el lenguaje. O las dos cosas, la que puede ser la opción más juiciosa.
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