Hablamos del periódico La Rioja de hoy, en su edición del día de hoy, en perífrasis al uso. Del siguiente pasaje de una entrevista parece proceder el titular que se reproduce inmediatamente después:
(1) - "Para mí no había otro documento anterior a 1090 (Fuero de Miranda). Descubro que la palabra Rioja unida es anterior a los latines Rivum de Oja. Por eso le doy la vuelta y veo que Rivum de Oja viene de Rioja. La palabra castellana no traduce al latín sino que el latín macarrónico de los siglos X, XI, XII y XIII traduce una palabra ya existente. Ahí empiezo a buscar los orígenes hasta que García-Turza me apuntó la clave [so many sikhs in Punjab, the etymon of Athens of which we do not remember]."
(2) "La palabra castellana no traduce al latín, sino que el latín traduce una palabra ya existente"
Se trata de un reportaje compuesto por un artículo, un recuadro, los correspondientes títulos, subtítulos y ladillos, y una entrevista –todo ello de nuestro amigo C. Somalo– a un estudioso, Tomás Ramírez, que defiende su hipótesis etimológica para el topónimo Rioja. A quien es ignorante en una materia, las teorías que la pueblan y construyen le suelen parecer verosímiles. Algunos vamos por la vida mecidos en la inconsecuencia de aquél a quien le parecen todas bien argumentadas, lo que –de seguir el paralogismo venido a menos– nos haría probable o incluso verosímilmente ignorantes en todas las materias. Lo cierto es que la hipótesis o más que hipótesis de Tomás Ramírez, que se recoge en un artículo aparecido en la revista Berceo, merece comentario por alguien menos ignorante que el editor y autor único de este blog, salvo posts.
De lo que sí creemos que podemos tratar es del contraste entre la primera cita y la segunda. Tal vez sean las que siguen consideraciones propias de un lector hipersensible, pero nos parece que –y aquí quizá estemos incurriendo en lo que nos proponemos denunciar– la casuística envuelta caracteriza el modo de hacer habitual del redactor y del editor de prensa.
En el texto completo de la entrevista, el adjetivo macarrónico y el complemento que nos habla de los siglos nos particulariza el fenómeno de que se está hablando. El titular, en cambio se lo podían haber puesto al Luis Racionero o al Sánchez Dragó de cuando sostenían que el latín “venía” del español.
Más importantemente, las frases anteriores, la segunda y tercera de nuestra primera cita, nos aclara que se está hablando de una palabra, de un término concreto, la palabra “Rioja”. En cambio, el titular universaliza la referencia. En lugar de ante una razonable hipótesis etimológica, parece que estamos ante el delirio de un filólogo ficción.
Y es que podrá no sucederles a todos los lectores, pero sí a algunos, que expresiones como las del titular citado nos suenen más bien a gran generalidad, a todo un concepto, a una idea de apariencia sublime, y no a lo que son, a lo que luego encontramos en las palabras mismas –se supone- del interesado. Pero el mecanismo semántico que subyace a todo esto es que son el discurso largo, el complemento, el adjetivo o la subordinada, los que profirianamente disminuyen la extensión del referente. Si no siempre, al menos sí en ocasiones que los titulares de prensa aprovechan para ponerse en evidencia.
De lo que sí creemos que podemos tratar es del contraste entre la primera cita y la segunda. Tal vez sean las que siguen consideraciones propias de un lector hipersensible, pero nos parece que –y aquí quizá estemos incurriendo en lo que nos proponemos denunciar– la casuística envuelta caracteriza el modo de hacer habitual del redactor y del editor de prensa.
En el texto completo de la entrevista, el adjetivo macarrónico y el complemento que nos habla de los siglos nos particulariza el fenómeno de que se está hablando. El titular, en cambio se lo podían haber puesto al Luis Racionero o al Sánchez Dragó de cuando sostenían que el latín “venía” del español.
Más importantemente, las frases anteriores, la segunda y tercera de nuestra primera cita, nos aclara que se está hablando de una palabra, de un término concreto, la palabra “Rioja”. En cambio, el titular universaliza la referencia. En lugar de ante una razonable hipótesis etimológica, parece que estamos ante el delirio de un filólogo ficción.
Y es que podrá no sucederles a todos los lectores, pero sí a algunos, que expresiones como las del titular citado nos suenen más bien a gran generalidad, a todo un concepto, a una idea de apariencia sublime, y no a lo que son, a lo que luego encontramos en las palabras mismas –se supone- del interesado. Pero el mecanismo semántico que subyace a todo esto es que son el discurso largo, el complemento, el adjetivo o la subordinada, los que profirianamente disminuyen la extensión del referente. Si no siempre, al menos sí en ocasiones que los titulares de prensa aprovechan para ponerse en evidencia.
NOTA: Sabe el lector que, como decimos, no siempre es así, pero el riesgo de mutar el referente está presente siempre que se eliminan palabras, aunque no parezcan las esenciales.
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